Desde un enfoque budista, la ecuanimidad significa algo mucho más trascendental. Es una de las cuatro virtudes de Buda que uno debe cultivar para vivir una vida iluminada, y son las siguientes: Compasión, bondad amorosa o benevolencia, ecuanimidad y la alegría empática. Al cultivar estas cuatro virtudes, podemos iluminarnos y comenzar ...
Desde un enfoque budista, la ecuanimidad significa algo mucho más trascendental. Es una de las cuatro virtudes de Buda que uno debe cultivar para vivir una vida iluminada, y son las siguientes:
Compasión, bondad amorosa o benevolencia, ecuanimidad y la alegría empática. Al cultivar estas cuatro virtudes, podemos iluminarnos y comenzar a vivir una vida mejor impactando a los demás positivamente. Por ejemplo, a través de la alegría empática, podemos ser felices disfrutando de la felicidad de los demás.
Los budistas se refieren a una mente no entrenada como una "mente de mono". Recibe su nombre de saltar de pensamiento en pensamiento como un mono de rama en rama. Sí, tu mente te juega malas pasadas, y ser ecuánime consiste en cierta medida en mantener el control mental durante un mal momento. El salto de pensamientos te mantiene en un estado de conciencia más bajo, preocupándote por cosas mundanas y triviales, y causando así la montaña rusa emocional en la que te encuentras montada la mayor parte del tiempo.
Al final, ser emocionalmente fuerte no es tener una vida fácil precisamente, sino lidiar con ella de manera saludable. En otras palabras, no es el exterior el que cambia (aunque eventualmente lo hará), sino la forma en que la percibimos.
La percepción de que las cosas son buenas o malas es una construcción cultural. Para una mente equilibrada que ha cultivado la ecuanimidad, las cosas simplemente son. Aceptar la realidad tal como viene es el primer paso para fomentar la ecuanimidad en uno mismo. Esto, para el budismo, esto significa dejar de anhelar, separarse de los deseos salvajes del ego y mantener la calma en la pérdida y la victoria.
Los budistas afirman que una mente disciplinada trae felicidad, mientras que una indisciplinada hace que una persona sea miserable. Esto se debe a que el arquetipo del deseo en nuestra cultura occidental se basa en la noción de felicidad como un bien obtenible que uno puede tener y perder. Al mismo tiempo, una mente entrenada sabe que la alegría emana de dentro y no al revés.
Si pudiéramos ilustrar esto con una metáfora, podríamos decir que una mente no entrenada es un barco que navega por un mar tormentoso, mientras que la mente entrenada es un submarino que no sabe nada sobre tormenta o sol y navega hacia el objetivo a un ritmo constante, sin ser molestada. Para el budismo, la ecuanimidad es cultivar este estado mental como una forma de vida.