No podemos retroceder en el tiempo y cambiar el pasado. Todo lo que podemos hacer es tomar las riendas de nuestra vida y optar por las medidas correctas para hacer cambios en el futuro, y evitar que ese hábito no del todo bueno que hemos adquirido no se convierta en ...
No podemos retroceder en el tiempo y cambiar el pasado. Todo lo que podemos hacer es tomar las riendas de nuestra vida y optar por las medidas correctas para hacer cambios en el futuro, y evitar que ese hábito no del todo bueno que hemos adquirido no se convierta en una rutina que nos ciegue durante más tiempo del necesario.
¿Cómo podemos romper un mal hábito? Compartimos desde esVivir 3 formas que si, las indagas en profundidad, puede que te puedas replantear, si ha llegado el momento de decir adiós a ese mal hábito.
Detrás de cada mal hábito hay una razón emocional. Por ejemplo, si bebes socialmente, el miedo a hablar con alguien que te gusta o admiras podría ser la causa. Si fumas tabaco, la presión de un grupo social puede haber sido la cauda de comenzar. También, si comes en exceso debido a un trauma, trabajar en ese trauma es la única clave para parar.
Sería idealista decir, está bien, eres consciente del mal hábito, así que detente. Sin embargo, hay una razón por la que no puedes. Por ejemplo, el mal hábito podría estar haciendo que te sientas mejor, más seguro o que tenga un sabor delicioso, dependiendo de lo que sea. Por lo tanto, cuando se trata de un reemplazo, se trata más de encontrar un sustitutivo que no solo solucione el aspecto emocional, sino que también reemplace el beneficio que obtiene del mal hábito.
Puedes encontrar un buen hábito para reemplazar todo mal hábito. Por ejemplo, en lugar de comer comida basura, puedes construir una rutina de ejercicios saludable. Pero no siempre tiene que ser hacer uno por el otro, sino que puedes usar cualquier otra cosa que disfrutes y sustituirlo por ese mal hábito.
Por ejemplo, en vez de fumar, puedes desarrollar una actividad social como escalada en roca, senderismo o ir a clases de danza, baile, yoga, taichi, pilates... de esa forma, puedes interactuar con otras personas sin tener que fumar. Si hay aspectos de tu mal hábito que te gustan, trata de encontrar una actividad equivalente que coincida con ese resultado sin tener que continuar con el mal hábito.
Y es que, la razón por la que el ejercicio funciona tan bien es porque te proporciona dopamina y endorfinas, que te hacen sentir bien como muchos malos hábitos también lo hacen.
Si encuentras un terapeuta que se especialice en la adicción o la superación de malos hábitos, puedes obtener el apoyo que necesitas. Incluso podría trabajar con un coach especializado en ese área específica.
Por ejemplo, si está luchando para superar la adicción al alcohol, puedes trabajar con un especialista en adicciones. Sin embargo, si está luchando con un trastorno alimentario, trabajar con un nutricionista mientras también hace un poco de asesoramiento puede ser útil para ti. Hay un experto para cada tipo de mal hábito que querrías romper que te ayudará a construir nuevos hábitos. La terapia trata el aspecto emocional del problema, para que no recaigas en el futuro.