Jardín del Príncipe de Anglona. Madrid. Escondido, recoleto y casi secreto. Ubicado en una esquina de la famosa Plaza de la Paja en el madrileño barrio de La Latina, las paredes de piedra que flanquean su belleza, hacen que casi pase desapercibido. Este histórico jardín del s XIX es una ...
Escondido, recoleto y casi secreto. Ubicado en una esquina de la famosa Plaza de la Paja en el madrileño barrio de La Latina, las paredes de piedra que flanquean su belleza, hacen que casi pase desapercibido. Este histórico jardín del s XIX es una muestra de los escasos espacios verdes nobiliarios que quedan en Madrid. Tanto el jardín como la casa palaciega toman su nombre de uno de sus principales moradores, el Príncipe de Anglona. De estilo neoclásico con toques árabes, su fuente central, la rosaleda y el cenador son los elementos que dan vida a este singular jardín de apenas 500 m2.
De tendencia romántica y rodeado de una preciosa verja de hierro, se construyó en 1783 durante la ampliación de la antigua sede de la Universidad. Hoy forma parte de la Facultad de Derecho. Tras pasar por momentos de gloria y olvido, en la actualidad es un espacio con una increíble diversidad de plantas, en el que se pueden encontrar más de 70 ejemplares de árboles diferentes, entre los que destacan un ejemplar de Ginkgo biloba, que sobrepasa en altura el edificio de la facultad, un pino canario y un ciprés de más de cien años.
Rinde culto a su creador, el paisajista Francisco de Sales Covelo, un personaje polivalente que también fue arquitecto, pintor y horticultor. Tras construir su casa con materiales de derribo y reciclados en la zona urbana de Vigo, en la década de los 60 del siglo pasado, decide rodearla de una espectacular y exótico jardín, diseñado casi de forma experimental, en el que los visitantes podrán admirar exuberantes especies vegetales, muchas de remota procedencia.
Con una indudable belleza, se alza este jardín en el municipio de Bunyola, a los pies de la no menos increíble Sierra de Tramontana. Construido por el cardenal Despuig en el s.XVIII, su estilo italiano le convierte en uno de los espacios verdes más bonitos de la isla.
Organizado en una parte alta y otra baja, en la primera destacan el jardín de Apolo (que recibe su nombre por la estatua del dios griego), el romántico, el del Gran Safareig con su estanque y el de la Muntanyeta. En la parte baja, el visitante podrá pasear por el de los Naranjos, el de la entrada y el de la Loggia, con sus llamativas formas geométricas.
Construido a mediados del XIX, este jardín rodea al singular edificio circular de la antigua Fábrica de Paños de esta localidad alcarreña, ejemplo representativo de la arquitectura industrial. Su diseño decimonónico se define por su trazado geométrico de setos que dan vida a paseos y glorietas, y en los que se pueden descubrir restos de la gloria vivida por el jardín como el cenador, la antigua pajarera o la gran mesa de piedra.
Los cipreses en forma de arcos y la galería junto a la barandilla devuelven al paseante imágenes de jardines islámicos, con pequeños espacios escondidos que seguro que cualquier visitante está dispuesto a descubrir.