Ahora que estamos inmersas en el verano y que estamos disfrutando de playas y piscinas, la idea de lucir morenas y bronceadas comienza a rondarnos por la cabeza. Pero una cosa es tener un poco de colorcito, ideal para lucir esos vestidos de ensueño, y otra es la adicción obsesiva ...
Ahora que estamos inmersas en el verano y que estamos disfrutando de playas y piscinas, la idea de lucir morenas y bronceadas comienza a rondarnos por la cabeza. Pero una cosa es tener un poco de colorcito, ideal para lucir esos vestidos de ensueño, y otra es la adicción obsesiva al bronceado, hasta el punto de pensar que nunca vamos a obtener el tono de moreno deseado. Estas personas se someten a intensas sesiones y prolongadas de sol o en las cabinas UVA, con todos los riesgos que ello conlleva para nuestra salud. Y aunque la tanorexia no ha sido considerada como un trastorno psicológico, diversos estudios consideran que estas personas tienen un patrón de comportamiento similar al de otro tipo de adicciones, pues llegan a perder el control sobre sí mismos y comienzan a tener un comportamiento de carácter obsesivo. De hecho, se estima que la incidencia del problema afecta al 1% de la población mundial.
Porque el principal problema de la tanorexia son sus consecuencias para la salud derivadas de una sobreexposición a la radiación solar o ultravioleta. Entre ellas, la elevada posibilidad de desarrollar un cáncer de piel, posibilidad de quemaduras graves, queratitis actínicas, lesiones oculares, inhibición o debilitamiento del sistema inmune, etc. Así como envejecimiento prematuro de la piel (xerosis cutánea, queratosis actínicas, lentigo actínico, telangiectasias y pérdida de elasticidad), inflamación, alteraciones enzimáticas, fotodermatosis (desde dermatitis solar aguda hasta patologías crónicas como la queratosis actínica) y melanomas malignos.
Pero también desarrollar un trastorno denominado trastorno dismórfico corporal, que consiste en la insatisfacción permanente con nuestra propia imagen. Y aunque el desarrollo de la tanorexia se debe a causas variables y multifactoriales, dependiendo de la persona y su carácter, otros aspectos destacables están relacionados con los cánones de belleza, la presión social y la cultura de la delgadez. Además de que el bronceado otorga relajación y mejora del ánimo, lo cual genera una sensación de bienestar y euforia, parecida a cuando se practica deporte. Un factor que ayuda a comprender la adicción al bronceado, ya que crea dependencia y sensación de malestar si no se realiza la práctica (síndrome de abstinencia).
Entre los principales síntomas que podemos apreciar en una persona que sufra de tanorexia podemos enumerar los siguientes:
- Bronceado intenso y prolongado en el tiempo de la piel.
- Envejecimiento prematuro de la piel.
- Exposición repetitiva al sol.
- Quemaduras en la piel que, en ocasiones, se intentan ocultar mediante el uso del maquillaje.
- Sensación de ansiedad y estrés.
- Obsesión por un bronceado intenso y necesidad de mantenerlo en el tiempo.
- Distorsión de la realidad sobre el color de la propia piel, ya que la persona que sufre este transtorno piensa que tiene un color de piel más pálido o claro, lo cual, en ocasiones, se caracteriza por una percepción distorsionada que la persona tiene sobre su propia imagen.