Dazharia Shaffer, más conocida en las redes sociales como Bxbygirlldee, se quitó la vida con tan solo 18 años. Cara a la galería nadie podía haber presagiado el trágico final de la joven. Ni siquiera su padre, que reconoció no estar al corriente de los problemas de ansiedad y los ...
Dazharia Shaffer, más conocida en las redes sociales como Bxbygirlldee, se quitó la vida con tan solo 18 años. Cara a la galería nadie podía haber presagiado el trágico final de la joven. Ni siquiera su padre, que reconoció no estar al corriente de los problemas de ansiedad y los pensamientos suicidas que arrastraba su hija.
Esta joven influencer personaliza la cara más amarga de la ´dictadura de la felicidad´ que impera en las redes sociales y obliga a quienes sufren trastornos de ansiedad y depresión a camuflarlos mediante una alegría impostada. Tanto es así que la llamada `depresión sonriente´ a menudo es una situación desconocida incluso para el círculo más cercano de la persona que la padece.
Cabe recordar que la OMS estima que alrededor de 280 millones de personas en el mundo sufren depresión. Y las cifras podrían haberse incrementado con la pandemia: un trabajo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en colaboración con Sant Pau, publicado en abierto en el Journal of Neurology, revela que la fatiga en los pacientes con postcovid está relacionada con padecer ansiedad, depresión y apatía. Además, un estudio publicado en The Lancet afirma que los casos de depresión mayor han aumentado un 28 % desde que apareció el coronavirus.
Sin embargo, los expertos y expertas creen que estos números podrían ser aún más altos dada la cantidad de casos de depresión que no están diagnosticados. Entre ellos ocupa un lugar importante la depresión sonriente.
"El término depresión sonriente hace referencia a los cuadros depresivos que cursan con la sintomatología típica asociada a dichos trastornos, pero en los cuales el sujeto diagnosticado muestra un afán de ocultamiento. Y este anhelo redunda en una posición activa para que las personas que lo rodean no perciban el malestar al que está haciendo frente", explica Vanessa Rodríguez Pousada, profesora de la UOC (Universitat Oberta Catalunya). El hecho de que las personas que la padecen se esfuercen en esconder su malestar se traduce en una mayor dificultad para detectarlo. Por eso, los casos diagnosticados podrían ser una porción muy pequeña de todos los existentes.
Sin embargo, quienes la sufren experimentan el mismo malestar que una persona con depresión típica. Y, de hecho, son conscientes de lo que les pasa. O, al menos, de que algo no va bien. Pero hay varias razones que pueden llevarlos a intentar ocultarlo.
Una de ellas es creer que su obligación es ser feliz y que no pueden mostrar emociones negativas. "Actualmente, vivimos en una sociedad en la que ser feliz es un imperativo", afirma Rodríguez Pousada. "Junto a esta `dictadura de la felicidad´ ha ido acrecentándose un individualismo desde cuya óptica se tiende a minusvalorar las circunstancias personales, sociales y estructurales de un sistema decidido a convencernos de que la salud y la enfermedad están ligadas casi exclusivamente a deficiencias psicológicas personales; donde la autodeterminación y las capacidades propias son los ejes vertebradores de nuestro bienestar. Así, se presupone que estar bien o no estar bien depende exclusivamente de uno mismo".
Como explica la profesora colaboradora de la UOC, este mensaje ha calado tanto en la sociedad que hay personas que se sienten culpables por experimentar malestar. En ellas, "al hecho de padecer una depresión se le sumaría la culpa por sufrirla, asumiendo que nosotros mismos somos los responsables, y, en una doble vuelta de tuerca, se pasaría de la depresión a la culpa, y de la culpa a la vergüenza", indica. "En consecuencia, la depresión representaría para estos pacientes la propia incapacidad para hacer frente a algo que deberíamos saber manejar y se revela como un significante de la propia debilidad". El resultado que esto puede tener es precisamente el de no mostrar las verdaderas emociones y aparentar felicidad de cara a los demás.
En cuanto al tipo de personas que pueden sufrir depresión sonriente, no hay un perfil establecido, ya que en ella interviene una realidad compleja de factores bio-psico-sociales. En lo que el conjunto de expertos coincide es en que las redes sociales no ayudan a que se muestren las emociones reales.
También es la opinión de Vanessa Rodríguez Pousada, que recuerda que en las redes sociales existe una tendencia a mostrar la parte exitosa de uno mismo, magnificándola y enalteciéndola de forma considerable. "Al mismo tiempo, la comparación entre la propia vida y la supuesta vida de los demás brota como un juego de espejos engañoso, en el que la realidad se difumina. Las redes sociales pueden aparecer aquí como autopistas por las que transitar bajo la ocultación del malestar. En este caso, podrían asomar como el compañero de viaje ideal de la depresión sonriente".