Compartir es una actitud y un comportamiento que forma parte del desarrollo del niño. Se aprende a través de la socialización, como parte de los valores que adquirimos para poder vivir en una comunidad. En el desarrollo normal de los niños, se pasa por una etapa de egocentrismo infantil. Es un ...
Compartir es una actitud y un comportamiento que forma parte del desarrollo del niño. Se aprende a través de la socialización, como parte de los valores que adquirimos para poder vivir en una comunidad.
En el desarrollo normal de los niños, se pasa por una etapa de egocentrismo infantil. Es un momento en el que el niño asume que todo lo que le rodea es suyo y puede disponer de ello siempre que lo desee y como lo desee. Lo recomendable es procurar que viva intensamente el apego con sus padres, con otros adultos y con sus cosas, sin preocuparse por compartir. Así adquirirá sentimientos de seguridad y autoestima, fundamentales para su desarrollo posterior.
Esta situación es más intensa hacia los dos años, aunque puede prolongarse hasta los cuatro o cinco años. Cuando los niños asisten a la guardería desde muy pequeños, esa etapa de egocentrismo debe vivirla allí, sin su familia, teniendo que afrontar situaciones para las que no está preparado.
El objeto transicional que los niños llevan al centro escolar para que les ayude a superar la separación de la familia (porque les aporta placer y seguridad en momentos en que la figura de apego principal está ausente) no quieren compartirlo con nadie. Y eso es normal.
A partir de los cinco o seis años, cuando está preparado para ir asumiendo los valores sociales, es el momento de enseñar al niño a compartir. Se recomienda:
1-Aprovechar la socialización. Para el niño es más fácil compartir con las personas a quienes se siente unido, con sus amigos. Después podrá hacerlo con los demás con mayor facilidad (los compañeros del colegio, por ejemplo).
2-Educar dando ejemplo. Es importante que vea que los adultos hacen lo mismo. Los hijos quieren parecerse a sus padres, siendo ellos sus modelos de conducta. Si sus padres comparten sus cosas, el niño podrá repetir esa conducta por imitación.
3-Encontrar momentos de calidad exclusivos entre padres e hijos. Leer, contar un cuento inventado, compartir un juego tranquilo o dedicar un rato para hablar de lo que el niño quiera antes de acostarse, contribuirá a que el niño sea más generoso en otros ámbitos.
4-Explicar que, en ocasiones, los demás tampoco quieren compartir. Es importante enseñarle que, lo mismo que él a veces no desea compartir, debe aceptar que, en ocasiones, otros niños tampoco querrán compartir con él. Esta frustración o marginación les genera sufrimiento, pero los padres deben trasmitirle que lo podrá superar y le ayudará a aprender a vivir en sociedad.
5-Respetar la decisión de no compartir. Es importante que el niño aprenda que es responsable de sus ideas, actos o comportamientos y aceptar las consecuencias de sus acciones.