Dom Pérignon Rosé Vintage 2008 Edición Limitada Lady Gaga cuesta 450€ y ya está disponible en El Club del Gourmet online, y en tiendas seleccionadas. La colaboración de ambos "gigantes" cada uno en su genéro se inició el año pasado. ¿Cómo surge la idea de que una botella del gran ...
Dom Pérignon Rosé Vintage 2008 Edición Limitada Lady Gaga cuesta 450€ y ya está disponible en El Club del Gourmet online, y en tiendas seleccionadas. La colaboración de ambos "gigantes" cada uno en su genéro se inició el año pasado. ¿Cómo surge la idea de que una botella del gran Dom Pérignon se convierta en una edición limitada con el sello de Lady Gaga?
Esta es la respuesta: "para Dom Pérignon hay una interacción entre la personalidad del año y el ideal estético atemporal, el diálogo de frescura y madurez, sombras y luz. Para Lady Gaga existe el choque de códigos culturales, la paradoja entre lo popular y lo vanguardista, apoderándose de las reglas clásicas y doblándolas para traspasar los límites de la creatividad". Este diálogo creativo es el que da vida a esta nueva creación, fruto de su ambición compartida de descubrir la armonía en las tensiones y crear yuxtaponiendo polaridades y dualidades.
Cuando Dom Pérignon elige ser rosado, es una declaración de libertad. Esta edicicón aprovecha el rojo de la uva pinot noir en su resplandor primitivo, capturando su poder vital en un ensamblaje audaz y asertivo. El bouquet de Dom Pérignon Rosé Vintage 2008 se abre instantáneamente con frambuesas, a las que rápidamente se unen notas de violeta. Luego llegan matices más verdes, evocando a la angélica. En boca, la base ácida, la firma de la añada, articula la estructura del pinot, haciendo vibrar el corazón del vino. El final afirmado y persistente es de peonías y pimienta blanca.
Una Edición limitada que se deleita en la tensión creativa
Para la temporada de fin de año, los dos creadores manifiestan estas expresiones de tensión en un diseño de edición limitada para Dom Pérignon Rosé Vintage 2008. Su forma desestructurada y en expansion sobresale desde dentro dando al estuche metálico inflado una calidad etérea. El color elegido de esta explosión de modernidad es el violeta, tanto para el estuche como para la etiqueta.