En Japón, cientos de miles de jóvenes han decidido no tener vida social y vivir recluidos en sus habitaciones, como si fueran modernos ermitaños, solitarios y que se retiran de todo contacto social. Son los conocidos como hikikomori y se estima que en el país nipón existen más de quinientos ...
En Japón, cientos de miles de jóvenes han decidido no tener vida social y vivir recluidos en sus habitaciones, como si fueran modernos ermitaños, solitarios y que se retiran de todo contacto social. Son los conocidos como hikikomori y se estima que en el país nipón existen más de quinientos mil hikikomoris, es decir, el 1,57% de la población de ese país. Un fenómeno que, en los últimos años, se ha extendido por el mundo y que, según los expertos, afecta más a los hombres que a las mujeres y en edades entre los 15 y 25 años.
La actual vida hiperconectada que vivimos parece chocar contra esa decisión personal y voluntaria de no relacionarse con nadie, ya que el flujo interminable de correos electrónicos, tuits, likes, comentarios y fotos nos mantiene constantemente "enchufados" y accesibles. Pero, a la vez, la constante presencia de la tecnología en nuestras vidas parece tener una relación directa con este fenómeno de los hikikomori. De hecho, algunas investigaciones apuntan a que se trata de un toque de atención de los jóvenes hacia estas sociedades y ciudades cada vez más desconectadas y despersonalizadas. Aunque este fenómeno proviene de Japón y se asocia a la cultura exigente, competitiva e individualista nipona, en España este síndrome se conoce como "de la puerta cerrada" y afecta a más de 200 casos en los últimos años.
Al principio se pensaba que el perfil de un hikikomori era de un joven adicto a los videojuegos, manga y anime, que se aislaba en sus habitaciones en casa de sus padres, pudiéndose recluir durante años, pero los psicólogos afirman que es un fenómeno mucho más complejo y que afecta a una parte más amplia de la población, que incluye a adultos y jubilados. El término hace referencia tanto al fenómeno sociológico como a las personas que lo sufren.
Este proceso de aislamiento es gradual y comienza con una reclusión cada vez más alargada en el tiempo en su propio cuarto, dejan de quedar con sus amigos, de tener relaciones personales y descuidan sus estudios. Todo lo hacen sin salir de casa, alterando incluso sus ritmos; es decir, duermen durante el día, comen por la tarde y se pasan la noche jugando a videojuegos o viendo la televisión. También descuidan su higiene y no se comunican ni tan siquiera con sus familiares.
Todos los casos de hikikomori tienen en común el aislamiento, pero no todos se llevan a cabo de la misma forma ni en el mismo grado de reclusión voluntaria. De hecho, el denominado el junhikikomori o pre-hikikomori se refiere a aquellos jóvene que salen de vez en cuando, que van al colegio o a la universidad pero evitan cualquier tipo de relación social.
Por su parte, el hikikomori social hace referencia a las personas que rechazan el trabajo y los estudios pero sí mantienen algunas relaciones sociales, aunque sea a través de internet. Mientras que el llamado tachisukumi-gata presenta una fobia social muy marcada.
Finalmente, el conocido como netogehaijin, es decir, "zombie del ordenador", se refiere a aquellos jóvenes que se han recluido totalmente en sus casas o sus habitaciones y que dedican todas las horas del día a estar conectados con el mundo por medio del ordenador, el teléfono móvil o cualquier otro dispositivo, pero sin ningún tipo de relación social o personas con nadie.