Cuando empiezas a entrenar, aunque la intensidad aplicada sea moderada, puedes sufrir una lesión que, aunque no sea grave, te impida seguir ejercitándote. Es importante aprender a prevenir las lesiones y poder reconocerlas para que no te impidan alcanzar tu ansiado objetivo. De manera específica, las mujeres pasan por etapas ...
Cuando empiezas a entrenar, aunque la intensidad aplicada sea moderada, puedes sufrir una lesión que, aunque no sea grave, te impida seguir ejercitándote. Es importante aprender a prevenir las lesiones y poder reconocerlas para que no te impidan alcanzar tu ansiado objetivo.
De manera específica, las mujeres pasan por etapas diferentes y, en cada momento, estaría recomendado un tipo de ejercicio concreto. Así, durante el embarazo, la práctica de Pilates suele ser recomendable; a lo largo del ciclo menstrual se producen variaciones hormonales que afectan directamente a los entrenamientos y, cuando llega la menopausia, sería adecuado fortalecer la musculatura que da apoyo a la columna y evitar lesiones asociadas a la osteoporosis.
Además, la constitución física y la fisiología femenina las predisponen a padecer ciertos problemas entre los que podemos señalar:
1-Las fracturas de estrés se producen por reiteración prolongada y repetitiva de microtraumatismos de pequeño impacto sobre el hueso. Si se repiten demasiadas veces, el hueso no puede autorepararse y se produce la fractura. Esta posibilidad se incrementa cuando empiezan los problemas asociados a la osteoporosis, momento en que los estrógenos se reducen hasta desaparecer y las lesiones se multiplican. La mejor medida preventiva en estas circunstancias marcadas por la disminución hormonal, podría ser saltar a la comba repetidamente pero con suavidad.
2-La incontinencia y el suelo pélvico tienen una enorme importancia en el caso de las mujeres y constituye una diferencia fundamental entre ambos sexos. Es recomendable fortalecerlo especialmente para evitar que se descompense con ejercicios inadecuados que pueden provocar la pérdida de orina cuando se produce cualquier tipo de esfuerzo (incluso, simplemente al toser, muchas mujeres comentan que la padecen y les provoca mucha inseguridad). En este escenario sería recomendable realizar los ejercicios de Kegel (contracciones y distensiones periódicas y controladas de los músculos de la zona vaginal y anal) o la utilización terapéutica de las bolas chinas (de manera sistemática y aumentando el peso en función de la evolución muscular de la zona tratada).
3-Las lesiones de rodilla son más frecuentes en las mujeres porque tienen una pelvis más ancha, un fémur más corto y una mayor elasticidad que provoca que los ligamentos de las rodillas sean menos resistentes al impacto. Para prevenir y mejorar la situación se recomienda permanecer a pata coja y con los ojos cerrados unos 40 segundos para que tu propio cerebro aprenda a reequilibrarse y poder evitar caídas y lesiones del ligamento o esguinces.
Estas medidas son preventivas, pero no completamente infalibles. Ante cualquier problema acude a tu médico y consúltale la situación. Encontrará la terapia que mejor se adapte a tu problema.
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