Poco conocida hasta la fecha, la sapiosexualidad es una identidad sexual siempre ha existido y cuenta con muchos adeptos que están identificados con esta corriente. Ser sapiosexual consiste en sentirse atraído por el intelecto o por el conocimiento que tienen las personas sobre algo o sobre un tema en particular. Es decir, una persona sapiosexual se centra en la mente y en la inteligencia de las personas, dejando a un lado el aspecto físico o estético. De ahí que a las personas sapiosexuales les atraiga más el aspecto intelectual que la apariencia física. Podríamos decir que se trata, en definitiva, de una atracción romántica, aunque las personas que se definen como sapiosexuales argumentan que se fijan en el físico pero, sin duda, la inteligencia, la cultura o el carisma de esa otra persona juega un papel más relevante a la hora de enamorarse.

También podríamos definir este nuevo concepto como la erótica de la inteligencia. Aunque con ello no nos referimos solo a una atracción por un intelecto prodigioso, sino por las personas ingeniosas, locuaces, que tienen un discurso interesante o con agilidad mental, lo cual puede provocar la admiración de los demás. En definitiva, se trata de una atracción hacia la inteligencia, los conocimientos, el discurso interesante, el carisma y la perspicacia de la persona.

Y como ahora está mejor visto que hace un tiempo eso de mostrar nuestros sentimientos, la sapiosexualidad también está relacionada con la posibilidad y capaacidad de tratar los sentimientos, el conocerse a uno mismo o ser empáticos con los que nos rodean. Eso sí, debemos tener en cuenta que los expertos apuntan a que no se trata de una orientación sexual ni una patología, es, simplemente, poner por delante el enamoramiento amistoso frente al sexual. Porque en esta identificación de las relaciones entre las personas, el principal órgano sexual es el cerebro, no los genitales.

Por ello, entre las características principales de una persona que se define a sí misma como sapiosexual podemos enumerar las siguientes: una enorme atracción por cómo piensa la otra persona; tienen claro que no existe conexión alguna con personas con conversaciones triviales, ya que se aburren; les encanta la curiosidad y mente abierta; y, por último, buscan un tipo de relación afectiva con aquellas personas con quienes puedan aprender y evolucionar.