Sue Taylor, una instructora certificada de yoga Bhakti que también obtuvo sus certificaciones de Yoga Restaurativo y quien explica lo que realmente sucede en nuestros cuerpos durante esta experiencia tan placentera.

Según esta profesorta de yoga "Tenemos nuestro sistema nervioso simpático, que es el de lucha, huida, paralización, y ahí es donde estamos la mayor parte del tiempo..." Esta práctica nos aleja de eso y nos lleva al sistema nervioso parasimpático, por lo que nos movemos hacia el descanso y la digestión", dice Taylor. "Si no te sientes lo suficientemente segura, o no le has dado tiempo a tu cerebro para hacer el cambio, no pasas a ese estado de relajación".

Yoga restaurativo: una práctica muy fácil y cómoda de practicar

Cuando nuestra vida cotidiana no es propicia para pasar a un estado de relajación, practicar yoga restaurativo nos ayuda a recuperar nuestro equilibrio. Cuando nos presentamos en nuestro tapete, nos presentamos para nuestro cuerpo, mente y espíritu. Nos preparamos para escuchar lo que realmente necesitamos.

Taylor reconoce que para muchas personas, especialmente aquellas que recién comienzan a cultivar esta relación consigo mismas, entrar a una clase de yoga puede resultar intimidante. Para otros, las clases de yoga restaurativo pueden simplemente no estar disponibles cerca de su barrio. La buena noticia es que el yoga restaurativo es quizás una de las formas de yoga más fáciles de practicar en casa.

"Lo primero que sugiero es que encuentre una pared en blanco, levante las piernas contra la pared y observe cómo responde su cuerpo, observe cómo responde su respiración", dice Taylor. "Siempre quiero llegar a un lugar de curiosidad en esta práctica, porque podemos tender a ser críticos de muchas maneras, como, "Mis caderas no se abren" "Mo tengo fuerza" "Tiemblo constantemente" o "No tengo nada de equilibrio". Pero en cambio, podemos sentir curiosidad: ´Oh, mi ritmo cardíaco está cambiando" "Me siento más ligera, más flexible".

Este elemento de atención plena y escucha es lo que eleva la práctica de ser simplemente una serie de poses a convertirse en un vehículo para el crecimiento espiritual. Cuando somos capaces de sentir curiosidad por nosotros mismos en lugar de ser críticos, abrimos espacio para más amor y compasión. Nos volvemos amables con nosotros mismos y más generosos.

Restaurando nuestras relaciones con el yoga restaurativo

Cuando la práctica restaurativa se mantiene en el tiempo, podemos tomar lo que hemos aprendido en el mat e integrarlo en nuestra vida diaria. Naturalmente, tratarnas a nosotras mismas con mayor amor y cuidado tiene un efecto dominó: cuando somos capaces de honrarnos a nosotros mismos y a nuestras necesidades, somos más capaces de hacer lo mismo por los demás. Nos damos cuenta de nuestro propio merecimiento y creamos relaciones arraigadas en el respeto mutuo y la compasión.

Lasater reconoce esta conexión en su libro Living Your Yoga: Finding the Spiritual in Everyday Life. Ella escribe: "Cuando te sirves a ti misma, haces posible servir a los demás. Y cuando sirves a los demás, reconoces tu interdependencia con toda la vida". Ella plantea una pregunta importante para que todos nosotros, seres interdependientes, consideremos.

Cuando no escuchamos las necesidades de nuestro espíritu y nuestro cuerpo, es fácil volvernos resentidas y frustradas o insatisfechas en nuestras relaciones. Incluso, podemos sentir que nos estamos agotando al dar a los demás porque, ante todo, no nos estamos dando a nosotras mismas. La pregunta de Lasater no pretende avergonzar si ese es el espacio en el que nos encontramos ahora. En cambio, nos invita a reflexionar a dónde queremos ir desde aquí.

Si descubrimos que queremos avanzar hacia la alegría que surge cuando podemos cuidar libremente de nosotros mismos y de los demás, entonces podría ser el momento de encontrar una habitación tranquila, apoyar las piernas contra la pared y escuchar.

Foto principal: Pexels