La inseguridad es una sensación que supone una falta de confianza en uno mismo. Se asocia a una autopercepción negativa personal que impide creer en las capacidades personales, en los criterios propios para tomar decisiones y/o en las habilidades sociales y competenciales de quien la presenta.

La inseguridad puede generar timidez o desarrollar, por ejemplo, una fobia social. Además, algunas personas inseguras intentan enmascarar esta inseguridad utilizando un mecanismo compensatorio consistente en emplear actitudes arrogantes, agresivas o distantes hacia los otros, por lo que dan una imagen negativa que afecta a sus relaciones sociales y les genera una desagradable sensación de aislamiento.

Los expertos señalan que, entre los síntomas habituales de la falta de seguridad, destacarían:

-Incapacidad para tomar decisiones por miedo a equivocarse. Considerar las opiniones y las percepciones de los demás más acertadas que las propias.

-Sentir celos y/o envidia de los demás porque son capaces y se sienten seguros. Perciben a los demás como una amenaza a la seguridad emocional personal.

-Pensamientos obsesivos recurrentes sobre la valía y capacidades personales para resolver problemas, que les hace dudar de forma constante sobre diferentes aspectos de la vida.

-Susceptibilidad exagerada a las críticas, porque se perciben como constatación de un inexistente valor personal.

A pesar de que las causas de inseguridad pueden ser muy variadas, los expertos destacan:

1-Presentar una autoestima baja. Las personas que muestran inseguridad suelen presentar baja autoestima. No confían en sus capacidades y virtudes y suelen exagerar los aspectos que consideran negativos de ellas mismas.

2-Tener un perfil perfeccionista y autoexigente. La autoexigencia y el perfeccionismo generan una visión dicotómica de los eventos (perfectos o catastróficos). Cuando es preciso tomar decisiones solo existen dos posibilidades, tomar buenas decisiones para tener resultados perfectos o tomar malas decisiones y obtener resultados catastróficos.

3-Haber disfrutado patrones de crianza exigente. Las familias excesivamente exigentes generan sentimientos de incapacidad e inseguridad en sus miembros.

4-Haber vivido alguna experiencia traumática. En ocasiones la inseguridad es una consecuencia de un momento en que la toma de una decisión ha generado consecuencias negativas. De ahí la persona extrapola la conclusión de que no puede confiar en sus criterios para la toma de decisiones porque no es capaz de hacerlo bien.

5-Sufrir inseguridad emocional. La falta de confianza en sus criterios personales para tomar decisiones les convierte en dependientes de los demás para decidir en todos los ámbitos de su vida. Esta situación puede provocar dependencia emocional.

Es posible tratar la inseguridad desde el punto de vista psicológico empleando terapia centrada en el cliente y técnicas cognitivos-conductuales. Esta terapia te ayudará a superar miedos irracionales en cuanto al fracaso percibido, gestionar los pensamientos inadecuados y negativos sobre ti misma y mejorar tus habilidades sociales, autoestima y asertividad.