¿Sufres calambres en los pies? Descubre el porqué y ponle remedio

Merce Rey  

Esta pequeña molestia que aparece en los dedos de los pies y los deja totalmente bloqueados por unos segundos se produce cuando el músculo se contrae sin que nosotras podamos hacer nada para impedirlo. No hace falta estar en movimiento para que se manifiesten porque también pueden aparecer en reposo, en el momento de irse a dormir.

25/07/2023

¿Sientes que vas caminando y notas como los dedos de tus pies se te agarrotan y no eres capaz de moverlos? Se tratan de los calambres, pero no tienen por qué darse sólo en esta zona del cuerpo, sino que las piernas o los brazos tampoco se libran de esta ...

¿Sientes que vas caminando y notas como los dedos de tus pies se te agarrotan y no eres capaz de moverlos? Se tratan de los calambres, pero no tienen por qué darse sólo en esta zona del cuerpo, sino que las piernas o los brazos tampoco se libran de esta sensación de entumecimiento. Puedes estar dando un paseo por la arena, meterte en el agua y nadar tranquilamente o incluso durmiendo la siesta, que no te libras de su presencia. Una vez que tienes calambres, lo que es pasa es que esa extremidad se comprime, te duele y no consigues que vuelva a su posición normal durante unos segundos por mucho que la masajees y la intentes mover. Como bien apuntan desde Podoactiva, por norma general "no suponen un problema grave, pero si se producen de forma continuada pueden ser indicativo de sufrir una patología relacionada con el sistema circulatorio o con el sistema nervioso".

Entre las principales razones por las cuales suelen aparecer destacan la falta de hidratación. Cuando estamos practicando deporte a través de la sudoración se desprenden "minerales como el potasio o el calcio", explican y esta falta de componentes "tiene un impacto directo en los músculos, ya que son necesarios para su correcto funcionamiento", exponen en el Colegio de Podólogos de Castilla-La Mancha (COPCLM). El uso de calzado influye: si llevamos puestos unas zapatillas o zapatos muy estrechos, estos ejercen en el pie "una gran presión", dando lugar a los calambres. Con el tiempo y si se repite de forma recurrente, esta medida puede llegar a provocar "el Neuroma de Morton, que tiene como síntoma sufrir calambres continuados en los dedos de los pies, sobre todo, entre el tercer y cuarto dedo", informan en podoactiva.com. Otros factores que están detrás son: la "mala pisada, el síndrome de las piernas inquietas", donde la usuaria siente una necesidad imperiosa de mover las piernas y los pies de forma continuada, así como "el embarazo" o ciertas patologías, como "diabetes, insuficiencia renal o anemia". En el COPCLM añaden otras dos causas más a lista: "sobreesfuerzo por no realizar adecuadamente los estiramientos antes de comenzar la actividad física o realizar un esfuerzo muy intenso para tu condición física" y tener una "mala circulación".

Prevenir antes que lamentar

La primera medida que tendrás que tomar si no quieres padecer calambres en los pies será la de cambiar el calzado por uno más confortable y holgado. Es aconsejable que seas "consciente de cuál es tu estado físico y, en base a ello, practicar deporte", tal y como indican en Podoactiva. Llévate siempre contigo una botella de agua y consume "alimentos ricos en potasio", como el plátano, los pistachos, las uvas pasas, las nueces, los dátiles o los garbanzos, entre otros, o la ingesta de "verduras y frutas". Es recomendable que "estires y masajees bien tus pies y trabajes su musculatura con diferentes ejercicios", comentan en la página web.

Encuentra alivio en…

Esta sencilla tabla de ejercicios. En el videotutorial de Fisioterapia Latina ponen como ejemplo diversas actividades que podemos llevar a cabo en casa para reducir la tensión en la planta del pie. Comienza tumbándote en una colchoneta o esterilla y lleva tus muslos al abdomen ayudándote de tus manos, desde esa posición estira las rodillas y mueve los dedos de los pies durante 30 segundos. Para el siguiente ejercicio coge una toalla, enróllala y rodea la planta de uno de los pies con ella, eleva la pierna, agarra las puntas del tejido con cada una de las manos y estira el tobillo. Repite el proceso con el pie contrario. A continuación, siéntate en una silla y cruza una de las piernas sobre la otra, agarra la punta del pie y haz fuerza hacia la rodilla, haz lo mismo con el talón, pero tráelo hacia ti. Ahora inténtalo con el pie opuesto. Por último, siéntate, estira las piernas, coloca una pelota pequeña debajo de la planta y comienza a deslizar el pie sobre ella de delante hacia atrás. Vuelve a hacer el ejercicio con el pie contiguo.


FOTO PRINCIPAL.: Foto de Yan Krukau.

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