Tanto si estás de vacaciones, a punto de comenzarlas o ya están llegando a su fin, puedes probar a practicar esta técnica cuando tengas un rato libre. A diferencia de otros tipos de yoga, en este las posturas a realizar son más llevaderas y menos complicadas, no es necesario contar con una base inicial, por lo que te motivará un poco más para seguir el ritmo de la clase sin frustrarte, ya que a veces cuando iniciamos una actividad en el gimnasio y vemos que no damos progresado nos acaba trayendo por el camino de la amargura. Lo que sí es igual es la coordinación entre la realización del ejercicio, la respiración y meditación. Te puede bien para prepararte para afrontar el día a día en el trabajo, sobre todo en aquellas jornadas de alta intensidad laboral, para liberar tensiones después de una actividad social intensa y para descansar mejor y reponer fuerzas para la jornada siguiente, que aún estando de descanso parece que en ocasiones se nos olvida que no tenemos porque andar siempre corriendo de un lado para otro y si no nos da tiempo de realizar esa actividad que teníamos programada, aún contamos con margen de sobra para realizarla.

Entre los beneficios más destacados que nos puede aportar el Hatha Yoga son: la manera de mantenernos activas realizando un ejercicio sin que requiera la utilización de máquinas, ganar una mayor flexibilidad y fuerza, que nos vendrá bien si tenemos que andar mucho tiempo sentadas en el trabajo, también nos permite mejorar la concentración, el equilibrio y la coordinación, reducir el estrés, desconectar de los problemas y preocupaciones por unos instantes y alcanzar la plenitud al lograr coordinar los movimientos con la respiración y la meditación.

¿Sientes curiosidad por iniciarte en este método?

En el canal de Anabel Otero dan unas nociones básicas para comenzar a practicarla. Lo primero que tendrás que colocarte de pie sobre una esterilla con los pies juntos, llevando el coxis ligeramente hacia el suelo, rotando los hombros atrás y abajo, y situando tus brazos un poco alejados del cuerpo. Desde ahí coge aire por la nariz y exhala. Después, a medida que vayas inhalando, ve subiendo tus brazos hacia arriba y en el momento de expulsar el aire, flexiona la cadera y las rodillas y baja tus manos hasta que lleguen a las piernas. Ahora, para el siguiente ejercicio, lleva el pie derecho hacia atrás, apoya la rodilla y el empeine, incorpora tu tronco, de tal forma que la pierna adelantada quede flexionada, inhala de nuevo y sube los brazos, abre el pecho, exhala y coloca las manos a la altura del pie izquierdo. Luego pasa esta pierna para atrás, deja tus rodillas a la altura de las caderas, tus manos a la altura de tus hombros y redondea la espalda, dirigiendo tu mirada al ombligo. A continuación, desliza tus rodillas hacia atrás, flexiona los codos pegados al tronco, desciende y con las manos a ambos lados del cuerpo y los codos pegados al tronco, inhala y eleva un poco el pecho y mirando en diagonal el suelo, inhala, suelta el aire. Retrocede hacia atrás y ponte con la postura del niño, es como si estuvieses acurrucándote, tendrás que arrodillarte y sentarte encima de los talones, con la cabeza hacia abajo encima de tus puños. Regresa a la posición cuadrúpeda para desde ahí colocarte para formar un triángulo invertido. A partir de aquí continúa con la tabla de ejercicios, pero te resultará fácil seguirla porque está explicada paso a paso y al detalle.

FOTO PRINCIPAL.: Photo by cottonbro studio.