La denominación clínica de la alergia al frío es urticaria por frío o urticaria a frigore, porque es una patología que, en realidad, no tiene un origen alérgico, según señalan los profesionales de la salud y los expertos en alergología, por ejemplo.

Es un problema no demasiado frecuente y se presenta más en los niños, los adolescentes y los jóvenes, que en los adultos mayores o en los ancianos. Lo habitual es que la persona afectada deje de padecerla en unos días, aunque puede durar semanas o meses, de la misma manera que se inició, sin saber exactamente por qué se presenta ni por qué desaparece. La mayoría de los casos ocurren de forma esporádica en personas sin familiares afectados, por lo que no se ha establecido la existencia de un componente genético.

En la mayoría de las ocasiones, no se llega a reconocer una causa exacta para su aparición. En algunas ocasiones, puede estar asociada a infecciones o enfermedades de la sangre y, en la mayoría de los casos, los factores son múltiples.

Los expertos señalan que, entre los síntomas de la urticaria por frío, destacarían:

1-Ronchas. El síntoma más frecuente de la urticaria por frío es la presencia de ronchas en la piel que producen mucho picor. Cuando la piel queda expuesta al frío (por sumergirse en agua fría, beber líquidos refrigerados o exponerse a climatología extrema, por ejemplo) comienzan a aparecer ronchas rojizas que causan mucho picor (la típica urticaria). Las ronchas surgen pocos minutos después de la exposición al frío y, normalmente, desaparecen minutos u horas después, sin dejar secuelas visibles en la piel.

2-Hinchazón e inflamación de las zonas del cuerpo más expuestas al frío (especialmente las manos y la cara). En ocasiones, algunas personas presentan hinchazón (angioedema) de algunas zonas del cuerpo como manos o pies. Algunos afectados sufren esta inflamación en la boca, las encías y los labios, especialmente cuando comen o beben alimentos, refrescos o bebidas frías.

3-Otros síntomas menos frecuentes serían los típicos de las alergias como mocos y lagrimeo, e incluso, este cuadro sintomático puede desembocar en bronquitis de repetición.

El diagnóstico debe hacerlo el médico a través de la historia clínica y mediante las pruebas específicas que considere oportunas. El tratamiento, si es necesario aplicarlo, también debe pautarlo el médico.

Para evitar la alergia al frio, lo más recomendable es la prevención. Las medidas son sencillas y consisten en abrigarse correctamente (usar guantes, gorros y bufandas, por ejemplo), no tomar alimentos fríos, administrar correctamente medicamentos antihistamínicos o emplear un autoinyector de adrenalina en los casos más graves.