Laos, la joya desconocida del Sureste Asiático

Sofía Borrás

Laos es un país con múltiples sorpresas y experiencias únicas que cautivan al viajero. Es difícil elegir solo unas pocas, pero aquí mencionamos diez que deben estar en la agenda de un buen viajero:

20/10/2023

1.- Descubrir la nueva Vientiane, la capital La ciudad bien merece al menos uno o dos días para disfrutar lo esencial. Lejos del bullicio de otras capitales de los países vecinos, ésta es una ciudad tranquila, activa y que apuesta decididamente por la modernidad. Hasta hace poco las calles eran de ...

1.- Descubrir la nueva Vientiane, la capital

La ciudad bien merece al menos uno o dos días para disfrutar lo esencial. Lejos del bullicio de otras capitales de los países vecinos, ésta es una ciudad tranquila, activa y que apuesta decididamente por la modernidad. Hasta hace poco las calles eran de tierra o barro, hoy están asfaltadas, han crecido semáforos, algo insólito hace un par de décadas y ya se disfrutan atascos de tráfico. Con la excepción de la bella ciudad de Luang Prabang, la capital laosiana es la población donde se concentran algunos de los monasterios y monumentos budistas más relevantes del país, entre los cuales destacan el Vat Si Müang, el Vat Sisaket, el Vat Ho Phra Kèo y la gran estupa dorada del That Luang, principal monumento e icono del país, con sus 500 kilos de láminas de oro macizo que la recubren y un hueso y pelo del mismísimo Buda en su interior. La céntrica fuente del Nam Phu y el paseo que bordea el río Mekong a la altura del centro histórico de la ciudad, donde al atardecer se monta un animado mercadillo, son el lugar de encuentro preferido de locales y visitantes para reunirse y tomar una cerveza, que debe ser, naturalmente, una Beer Lao, que se encuentra en todas partes.

 

2.- Pasear entre 200 budas

Aunque hay mucho que ver en Vientiane, como el Templo de Nongkhamsen, ubicado en medio de una exuberante vegetación, su particular arco del triunfo, el Patuxay, inspirado en el de París, pero con motivos típicos de Laos añadidos, incluido "Kinnaly", una mujer pájaro mítica, y se puede subir a la cima del monumento, que ofrece una excelente vista panorámica de la ciudad, los diferentes templos o el Museo Nacional de Laos, dedicados sobre todo a la Revolución de 1975, pero con una colección que representa paleontología, arqueología, historia y etnología, una visita imprescindible es el Xieng Khuan, o Buddha Park singular parque de esculturas, a 20 kilómetros del centro, con más de 200 estatuas religiosas, budistas e hindúes, incluida una enorme imagen de Buda reclinado de 40 metros de longitud. 

 

3.- Comer algo típico: insectos

La cocina laosiana refleja la diversidad étnica del país y sus vecinos y puede saborearse en cualquier restaurante, son recomendables los incluidos en el grupo Lasting Laos (TBC). Laos tiene fuertes variaciones regionales incluso entre los platos más comunes, siendo el arroz glutinoso el alimento básico de la mayoría de las comidas y se come con los dedos. El plato nacional es el Larb, una ensalada de carne picada a base de pollo, vaca, pato o cerdo, aderezada con salsa de pescado y lima y decorada con hoja de menta, pimientos y verduras diversas y acompañado del inevitable arroz glutinoso. Otros platos típicos son el Jaew, pasta hecha de chiles para mojar, Tam Mak Hung, ensalada de papaya verde fresca, picante y agria y el Khao Piak Sen que se vende por un euro en todas las calles de las ciudades, son fideos de arroz y yuca que se comen con pollo, cerdo, frijoles chinos y hierbabuena, con frecuencia se toma en el desayuno. Pero si se quiere tener una experiencia gastronómica diferente, nada como la llamada comida de la selva, o sea, insectos de distinto tipo: escarabajos, orugas, grillos y más y con diferentes preparaciones. 

 

4.- Disfrutar infinitos arrozales en Vang Vieng

Cuando ahora se llega a Vang Vieng, a mitad de camino de los dos lugares más visitados del país: Vientiane y Luang Prabang, y se descubren sus encantadores paisajes, sus campos de arroz verde esmeralda, sobre todo en la temporada de lluvias, entre mayo y octubre, las aguas del río Nam Song, sus montañas kársticas, selvas, cuevas, hipnotizadoras lagunas azules, aldeas y las muchas posibilidades que ofrecen para un turismo activo, por tierra, agua y aire.

 

5.- Un paseo en kayak por el río Nam Song

El kayak ofrece muchas opciones, comenzando con rápidos pequeños y divertidos, visitas a cuevas náuticas, como la de Tham Nam Thaem que atraviesa la montaña y se emerge al otro lado de la cordillera para disfrutar de vistas panorámicas del valle de Nam Kouang. La siguiente parada para remar es en Organic Farm, donde se produce té de morera y una variedad de vinos de frutas. Más abajo se encuentra la cueva Tham Non, una de las más grandes de Vang Vieng y que sirvió como refugio para los aldeanos durante la Segunda Guerra de Indochina. El último tramo es un suave remo de regreso a Vang Vieng. Durante todo el recorrido que dura unas dos horas se pueden hacer paradas en diversos lugares que ofrecen bebidas alcohólicas con control, cerveza, refrescos y snacks. Se puede comprar un paquete de día completo con una comida incluida, visita a la Cueva del Elefante, tubing en la cueva acuática, kayak de 5 km., tirolina y Laguna azul.

 

6.- Ver atardecer desde el mirador de PhaNgeun o Nam Xay

El peculiar paisaje de Laos en el que abundan las montañas y los karsts de piedra caliza circundantes, pero también las grandes extensiones con vegetación o arrozales permite la existencia de frecuentes miradores desde los que contemplar esos contrastes. Entre los más espectaculares están los de Pha Ngern y Nam Xay, ambos en la proximidades de Vang Vieng. Los más deportistas pueden llegar hasta ellos practicando senderismo en las rutas señalizadas, aunque es necesario pagar una pequeña cantidad para acceder a ellas. Curiosamente, en el de Nam Xay hay una gran moto pegada a unas rocas, donde, naturalmente, todos los que suben se hacen la foto. La mejor hora es al amanecer o al atardecer, aunque hay que tener cuidado de no entretenerse con las bellas vistas y que llegue la oscuridad, porque la bajada siempre es más complicada que la subida. En todo caso, el esfuerzo bien merece la pena. No hay otra ciudad con atardeceres tan sangrientos como los de Luang Prabang. Especialmente si se contemplan desde el monte Phu Si, al que se accede tras superar los 328 escalones que trepan hasta una altura de cien metros. En la cima, dominando el valle, aguarda un nuevo templo, el Wat That Chom Si, que emerge como un faro con unas vistas prodigiosas: las de la ciudad silenciosa, cobijada entre los cauces fluviales.

 

7.- Un baño en las cataratas Kuang Si

Siguiendo con el disfrute de la naturaleza pura de Laos, otra visita imprescindible es a las espectaculares y altas Cataratas Kuang Si, en los alrededores de Luang Prabang. Se trata de un conjunto de cascadas a distintas alturas y con balsas entre unas y otras con agua azul turquesa en medio de un denso bosque. En algunas de esas balsas está permitido el baño y saltar desde lianas al agua. La principal atracción es la gran catarata con una altura de cerca de 60 metros y con un pequeño mirador para apreciarla. Para disfrutarlas en toda su belleza hay que hacerlo fuera de la temporada de lluvias de mayo a octubre, debido a que la fuerza del agua remueve la tierra de fondo y enturbia el agua, además de que algunos senderos estarán impracticables con barro y no se podrá hacer la visita completa. 

 

8.- Participar en el ritual de limosna Tak Bat

Hay que madrugar, pero merece la pena. Cada mañana entre las 6 y las 7, en las céntricas calles de Luang Prabang, se celebra desde hace 600 años una conmovedora procesión de monjes pidiendo limosna a la primera luz del día, es el Tak Bat que cumple con uno de los preceptos del budismo que pide eliminar el apego a los objetos materiales, y así dejar más espacio en las mentes para meditar y orar. Es un momento único y emocionante. 

 

9.- Paseo por Luang Prabang, Patrimonio de la Humanidad

Luang Prabang, la antigua capital de Laos que se llamó Muong Swa, es, sin duda, la joya del país y del recorrido por él. Está a orillas del río Mekong y de su afluente, el Nam Khan, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1995 por su “excepcional paisaje urbano”, un ejemplo de la fusión de la arquitectura tradicional y templos budistas con las estructuras urbanas creadas por los colonos europeos en los siglos XIX y XX. Gracias a ello la ciudad quedó protegida y evitó el desarrollo desmesurado de otras ciudades de la zona, llenas de rascacielos y atascos de tráfico. Es el principal centro religioso, espiritual y cultural del país. Se dice que Luang Prabang llegó a acoger hasta un millar de templos, si bien hoy son solo 33 los que dan cobijo a los casi 3.000 monjes que forman parte del paisaje humano como presencias llamativas y silentes. Son templos al más puro estilo laosiano, con tejados curvos, fachadas doradas, paneles de teca y columnas bermellón. Aquí la vida transcurre todavía a ritmo de pie o bicicleta. Aunque lo mejor es pasear tranquilamente por la ciudad, no hay que perderse el soberbio Palacio Real, de unas proporciones exquisitas y que contiene colecciones únicas de arte laosiano, entre las que destaca una copia del Pra Bang, el Buda de oro que da nombre a la ciudad. Entre los muchos templos y monasterios, destaca el Wat Xieng Thong, compuesto por una veintena de edificios de distinto tamaño y que tuvo un papel protagonista en la decisión de la Unesco. 

 

10.- Llevarse un recuerdo laosiano

Aunque los mejores recuerdos del viaje a Laos se llevan en la mente, parece inevitable llevarse también algunos más tangibles que hagan evocar los días pasados en esta insólito país. Uno de los más populares son las lámparas artesanales de papel, hechas y pintadas a mano y plegables para que no ocupen mucho lugar en el equipaje. Por supuesto hay camisetas y zapatillas típicas, pero lo más atractivo son las sedas, los diseños tradicionales varían de una región a otra, pero la calidad es suprema y el trabajo es totalmente artesanal y se puede apreciar en las puertas de muchas casas y en numerosos talleres abiertos al público, como Houy Hong Weaving Center en la capital, donde las mujeres tejen magia en la tela, creando patrones intrincados que cuentan miles de historias. Los colores vibrantes y la delicada artesanía de sus textiles son un testimonio del rico patrimonio cultural de Laos. 

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