Para visitar Las Médulas tienes varias opciones y todas son igual de válidas. Puedes dirigirte al aparcamiento que hay antes del Centro de Recepción de Visitantes y desde allí continuar andando para hacer la ruta circular por la Senda de las Valiñas, o hacer la versión más extendida y terminarla en el Mirador de Orellán. Estas podrás hacerlas por libre, a tu ritmo y parándote cuando necesites, ya sea para coger algo de impulso, disfrutar del entorno o sacar alguna fotografía. También existe la posibilidad de que reserves con antelación una visita guiada, en la que te explicarán las curiosidades de este paraje entre montañas. Si estás de paso o no te apetece caminar mucho, siempre puedes dejar el vehículo estacionado en el parking del Mirador de Orellán y caminar desde ahí hasta obtener una panorámica completa de Las Médulas. Al lado de este mirador se encuentran unas galerías que podrás apreciar desde las alturas. Es un balcón que te permitirá tener otra perspectiva de la visita. Para acceder a él hay que pagar una entrada, te proporcionarán casco y una pequeña explicación de lo que podrás ver entre las galerías subterráneas.

Un poquito antes del Centro de Recepción de Visitantes, si en vez de seguir recto coges el camino de la derecha, podrás ver el Lago Somido, cuya formación tiene que ver con los canales de evacuación que utilizaban para extraer los materiales procedentes de la mina. Verás que a día de hoy está recubierto de un manto de nenúfares. Continuando el sendero, accederás al Chao de Maseiros, que si el día está claro te permitirá ver el valle que se formó por la acumulación de estériles que provenían de los trabajos de minería. Dejando atrás este paraje tocará retomar el camino que te llevará al Mirador de Orellán. En esta ruta ascendente te acompañarán los castaños centenarios. Es conveniente que lleves ropa y calzado cómodo, y que este te proporcione un buen agarre. Si es necesario, hazte con unos bastones de trekking porque, sobre todo en el camino en zigzag y en el ascenso al mirador, no estaría de más tener un punto de apoyo. La ventaja de visitarlo ahora en otoño es que la combinación de la caída de las hojas con el rojizo de las montañas nos regalan una estampa idílica. Pero esto tiene un pequeño inconveniente porque si llovizna o ha llovido el suelo estará más resbaladizo. Llévate una botella con agua y un tentempié para el camino.

Lago Somido.

Cuando llegues a la parte de arriba te encontrarás con el Mirador de Orellán, desde el que podrás visualizar Las Médulas en todo su conjunto. Esta mina de oro a cielo abierto perteneciente a la época romana y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Al lado se sitúa la Galería de Orellán, que brinda acceso a un antiguo conducto de agua que pertenecía a la explotación y la visita concluirá en una especie de balcón desde el cual obtener otro recuerdo de esta excursión. Desde aquí tendrás que deshacer el camino para visitar La Cuevona y La Encantada o volver al punto de partida. Cuando nosotros acudimos a este lugar sólo pudimos ver de lejos la primera cavidad, que posee una altura superior a la segunda. Si continúas caminando desde este punto podrás ver la siguiente.
 

Vistas desde el balcón de las Galería de Orellán. 

Te recomendamos que vayas por la mañana porque el tiempo te hará falta para ver con detenimiento cada uno de los espacios. Para comer puedes acudir a alguno de los restaurantes que hay en el pueblo o traerte la comida de casa y, si el tiempo acompaña, comer en el merendero que hay en el Lago de Carucedo que, aunque no realices un pícnic, estará bien que lo incluyas en tu plan de viaje porque es un lugar que transmite bastante paz. Está permitido el baño y cuenta con una superficie verde de gran extensión en el que sentarse a descansar para recuperar energía tras la caminata. El coche lo tendrás que dejar aparcado en el aparcamiento y no tendrás que caminar mucho para llegar a este lugar paradisíaco.
 

Lago de Carucedo.

FOTO PRINCIPAL.: Vista panorámica de Las Médulas desde el Mirador de Orellán.