Cuando el cuidado del páncreas no es adecuado pueden presentarse alteraciones que afectan a la salud. La inflamación aguda (reversible) o crónica (irreversible) del páncreas se denomina pancreatitis y debe ser diagnosticada y tratada por el médico ya que, cualquier decisión inadecuada, complicará la salud del paciente y empeorará el ...
Cuando el cuidado del páncreas no es adecuado pueden presentarse alteraciones que afectan a la salud. La inflamación aguda (reversible) o crónica (irreversible) del páncreas se denomina pancreatitis y debe ser diagnosticada y tratada por el médico ya que, cualquier decisión inadecuada, complicará la salud del paciente y empeorará el pronóstico.
En España se diagnostican aproximadamente 30.000 casos de patologías de páncreas cada año, siendo la más frecuente la pancreatitis aguda. Su pronóstico empeora cuando se retrasa el diagnóstico. Acude al médico ante síntomas como pérdida de peso, dolor de estómago que no se cura con el tratamiento farmacológico habitual, alteraciones digestivas, hinchazón abdominal o diarreas frecuentes, por ejemplo.
Los especialistas aportan una serie de recomendaciones generales para cuidar tu páncreas entre las que destacarían:
1-Evitar el consumo de tabaco y alcohol (considerados compuestos tóxicos para el páncreas) porque no existe una dosis mínima o máxima que pueda considerarse que afecte al páncreas o sea tolerable. Lo mejor es eliminarlos de tus hábitos de vida.
2-No caer en el sedentarismo y hacer ejercicio físico moderado habitualmente. Es necesario moverse y ser dinámica a diario. Caminar, bailar o nadar son opciones adecuadas para empezar a activarte si eres una persona sedentaria. No descartes acudir a un gimnasio y realizar una tabla específica pautada por un profesional.
3-Desde el punto de vista nutricional, se aconseja una alimentación rica en frutas y verduras, con baja proporción de proteínas y grasas animales. Conseguir este equilibrio es más sencillo y agradable de lo que crees. Elige un aguacate en su punto de sazón. Pélalo, córtalo a la mitad y saca el hueso central. Colócalo abierto en dos mitades sobre un plato y añade unas gotas de limón. Rellénalo con salmón ahumado, gambas cocidas y tomate natural pelado y troceado. Alíñalo con orégano, aceite de oliva virgen y vinagre de manzana.
4-Incluir una alta proporción de vitamina D. Puedes encontrarla en pescados (salmón, atún y caballa, por ejemplo) y mariscos (ostras, gambas y langostinos, entre otros). Es mejor consumirlos frescos pero cualquier alternativa es aceptable. Una fuente directa de vitamina D es la luz del sol y resulta asequible para todos. Solo se precisa salir al exterior y permitir su contacto con la mayor cantidad de superficie corporal posible para aumentar su efectividad. Aprovecha cualquier momento para pasear y disfrutar de la luz del sol a diario.
5-Incluir alimentos antioxidantes en la dieta, pues se encargan de eliminar los radicales libres presentes en el organismo, resultando imprescindibles para facilitar la función pancreática. Puedes encontrarlos en frutas (especialmente, cítricos como el limón), verduras (aguacates, brécol y espinacas, entre otras), aceite de oliva, té verde y frutos secos (nueces y almendras, por ejemplo).
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