Se define trauma psicológico o emocional como un evento o situación que se presenta de manera inesperada, genera perturbaciones a la persona afectada y provoca secuelas emocionales debido a que se viven momentos en los que se siente mucho dolor y sufrimiento. El trauma es tan intenso que deja una ...
Se define trauma psicológico o emocional como un evento o situación que se presenta de manera inesperada, genera perturbaciones a la persona afectada y provoca secuelas emocionales debido a que se viven momentos en los que se siente mucho dolor y sufrimiento. El trauma es tan intenso que deja una importante huella en la persona afectada y desequilibra su estado emocional. En ocasiones, su intensidad es tan alta que puede provocar momentos de crisis que afectan a la vida cotidiana y resulta incapacitante.
El trauma se presenta por sucesos externos a la persona que afectan a su estado emocional y mental, fundamentalmente, porque implica e impone una gran falta de control de uno mismo mientras se vive ese difícil momento. Suele asociarse, normalmente, a la relación con personas cercanas significativas y a la ruptura de la confianza con alguien importante para quien lo sufre.
Los expertos señalan que existen varios tipos de traumas. Se asocian a la situación, a la duración de ese evento negativo y a la importancia que la persona afectada le da a lo sucedido. Los traumas pueden ser causados por un accidente, un robo con violencia o sin ella, vivir catástrofes naturales (como un terremoto, por ejemplo), abuso sexual, rupturas amorosas, sentir amenazada la propia vida o la de una persona importante, estar sometidos a violencia física o psicológica, vivir experiencias de mucha tensión o emoción asociadas a aspectos negativos y la muerte de un familiar, entre otros.
En ocasiones, los traumas se originan en la infancia y pueden presentarse cuando el menor ha vivido experiencias negativas con sus padres (falta de apego y maltrato físico o psicológico, por ejemplo). También pueden ser provocados por la separación de los padres, la negligencia en el cuidado por parte de los progenitores o el acoso escolar.
Son numerosas las situaciones en las que se puede generar un trauma y depende de cada persona que se convierta en algo momentáneo o en un problema que acompañe a la persona afectada el resto de su vida. Es posible identificar la presencia de un trauma, analizando los momentos o recuerdos en los que percibes que tu tranquilidad o tu seguridad emocional están siendo perturbadas y te generan ansiedad o estrés que afectan a tus sentimientos.
Algunos síntomas (palpitaciones, desasosiego, manos sudorosas, ataques de pánico, aislamiento, pensamientos negativos o cambios en el estado de ánimo frecuentes, entre otros) son indicativos. Suelen presentarse con frecuencia y en momentos que actúan como detonante.
Consulta a un psicólogo y sigue sus indicaciones. Es frecuente que los traumas hayan formado parte de tu vida y no los hayas reconocido como tal. Esta situación hace necesario seguir un proceso terapéutico con un profesional para poder afrontarlos y disfrutar de una adecuada salud mental.
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