Compartir tiempo de calidad con la pareja y, sobre todo, si se trata de dormir juntos y abrazados es lo mejor que nos puede pasar. Pero dormir separados también es una opción, sobre todo para conciliar un sueño reparador. Es el denominado divorcio del sueño o sleeping apart together que se está afianzando en nuestro país, al igual que ocurre, por ejemplo, en otras culturas y formas de ver la vida, como la estadounidense. De hecho, alrededor del 25% de los americanos no duerme con su pareja. Antiguamente, en los siglos XVII y XVIII, la realeza y las clases altas dormían en habitaciones separadas y no compartían lecho, por lo que cada cónyuge tenía su propia alcoba. Eran las clases bajas las que, por falta de espacio, se veían obligadas a dormir juntos.

Ahora, muchos años después, el debate de si es mejor dormir juntos o separados está encima de la mesa. Es cierto que, si la pareja funciona y está bien avenida, el hecho de compartir cama propicia no solo tener relaciones sexuales, sino que es ideal para fortalecer la confianza, el vínculo entre la pareja, reducir el estrés y la ansiedad. Aunque los expertos señalan que el deber conyugal de dormir en la misma cama ya no es sinónimo de no llevarse bien o de que existan problemas en la pareja. De hecho, una vez pasada la etapa de enamoramiento y si la pareja ha alcanzado ya la edad madura comienzan a proliferar aspectos delicados que tienen que ver con conciliar el sueño de una manera más efectiva y reparadora. Y si a eso unimos el hecho de que las costumbres nocturnas de cada uno de los miembros de la pareja pueden ser incompatibles, dormir separados se erige como la mejor opción.

Varios estudios demuestran el beneficio emocional que nos aporta dormir juntos: no solo en lo referente al contacto físico o alargar el brazo y sentir que tu pareja está a tu lado, sino con el hecho de que favorece sueño y la producción de serotonina y dopamina. Por el contrario, los ronquidos, los movimientos involuntarios, el calor, el frío o las manías pueden afectar a una parte de la pareja, sobre todo, porque dormir mal provoca irritabilidad, estrés, falta de concentración, ansiedad, fatiga, bajo rendimiento, falta de  energía y dolores musculares, entre otros aspectos.

Así que, como para gustos los colores, vamos a enumerar las ventajas de dormir solas y en pareja.

A favor de dormir solas:

- Nos libramos de los ronquidos de la pareja, que tantas veces impiden conciliar el sueño o lo interrumpen.

- La temperatura de la habitación ya no será un problema. Tanto si eres friolera como si eres calurosa podrás mantenerla como a ti te guste, con más calor o que esté más fresca. 

- Adiós a que te "roben" el edredón. Además podrás ponerlo a tu gusto y como te resulte más cómodo, es decir, más gordito o más fino. 

- Da la bienvenida a dormir como tu quieras. Como tendrás la cama para ti sola, ya no es necesario que no te muevas todo lo que quieras ni preocuparte de que nadie invada tu espacio. 

- Nada de horarios y de que te moleste el despertador de tu pareja, ya que podrás acostarte cuando quieras, leer en la cama, escuchar la radio o levantarte cuando te parezca.

A favor de dormir en pareja: 

- Diversos estudios indican que dormir en pareja mejora tanto nuestra salud mental como la de nuestra relación.

- Dormir junto a nuestra pareja nos permite tener un sueño sea más profundo y que suframos menos insomnio, además de reducir las posibilidades de sufrir depresión o ansiedad. 

- Es una buena oportunidad para que tu pareja y tu paséis más tiempo juntos, sobre todo porque se trata de un momento de cercanía, conexión e intimidad del que saldréis beneficiados.