Fuente de fibra Su contenido en fibra es de 1,5 gr. por cada 100 gr. de producto, lo que le confiere propiedades laxantes que ayudan a prevenir o mejorar los problemas de estreñimiento crónico u ocasional. Desempeña un papel fundamental en la función del colon y, al estimular el tránsito intestinal, ...
Su contenido en fibra es de 1,5 gr. por cada 100 gr. de producto, lo que le confiere propiedades laxantes que ayudan a prevenir o mejorar los problemas de estreñimiento crónico u ocasional. Desempeña un papel fundamental en la función del colon y, al estimular el tránsito intestinal, arrastra toxinas y ayuda a eliminar las grasas sobrantes. Su alto contenido de agua y fibra ayuda a mejorar la digestión y a prevenir problemas gástricos e intestinales.
La bromelina es un complejo enzimático digestivo que contiene azufre y que destaca por su actividad proteolítica, es decir, ayuda a digerir las proteínas descomponiéndose en aminoácidos. Esta enzima ha formado parte del tratamiento de dolencias como la acidez estomacal, la mala absorción de los medicamentos o las lesiones del tejido conectivo, y se cree que cuando se ingiere con el estómago vacío actúa como agente antiinflamatorio natural que ayuda en afecciones como la artritis, la sinusitis aguda, la inflamación abdominal o el dolor de garganta. Es importante no desnaturalizar la piña a temperaturas elevadas, ya que como con la gran mayoría de las enzimas, con el calor uno no se beneficia al 100 % de sus propiedades.
Especialmente el corazón de la piña, que es rico en bromelina que combate el dolor y la hinchazón o inflamación, se indica como apoyo en terapias de control de peso y para combatir la celulitis. Se cree que la piña favorece la eliminación de la celulitis y la piel de naranja gracias a la bromelina, que estimula la microcirculación.
La piña es una fruta ideal para incorporar en un plan de alimentación para perder peso ya que, además de mejorar la digestión de las proteínas y regular el tránsito intestinal, puede ayudar a disminuir la hinchazón abdominal. También es saciante gracias a su contenido en fibra. Además, ayuda a evitar la retención de líquidos. Tiene un bajo contenido en calorías, 50 por 100 g, gracias a su elevado contenido en agua y un bajo contenido en hidratos de carbono, por lo que es ideal para una dieta.
Tl y como nos recuerda la Dra. Elena Soria, médica nutricionista de Clínica Menorca, la piña es un alimento diurético natural con un contenido de en torno al 85% de agua, que ayuda a eliminar líquidos y toxinas del organismo, así como a reducir volumen corporal.
A la piña se le han atribuido propiedades anticoagulantes, lo que ayuda a mejorar la circulación sanguínea y permite combatir problemas como la hipertensión. La bromelina es además una enzima con acción anticoagulante, y se ha demostrado que juega un papel importante en aumentar la fluidez de la sangre, mejorando así la circulación sanguínea.
La piña es fuente de vitamina C que, entre muchas de sus funciones, contribuye a proteger las células frente al daño oxidativo. Los antioxidantes son capaces de neutralizar la acción de los radicales libres. Además, esta vitamina contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario. Esta deliciosa fruta también posee vitaminas como la A, la E e hidratos de carbono de absorción lenta.
La piña posee minerales como el magnesio, el fósforo y el hierro, y también destaca la cantidad de yodo que tiene. El yodo, entre muchas de sus funciones, es necesario para que las células transformen los alimentos en energía y para la producción normal de hormonas tiroideas.
La piña, además de todas las propiedades que tiene para la salud, también mejora el aspecto de la piel. La hidratación que se obtiene con la ingesta de piña hace que la piel esté más elástica y brillante. Además, al ser fuente de vitamina C, contribuye a la formación normal de colágeno para el funcionamiento normal de la piel.
Su robusta piel a veces nos asusta a la hora de pelarla, pero no es tan complicado. En primer lugar hay que saber cuándo una piña está en su punto listo para comer. Es tan sencillo como fijarse, por un lado, en sus hojas que deben estar verdes, si están marrones o con aspecto seco es que no está madura del todo o se ha pasado, además si se tira de las hojas deben desprenderse con facilidad. Si al tocarla los dedos se hunden significa que la piña está pasada, tiene que estar dura y debe pesar, ya que tiene mucho jugo en su interior. El color debe ser amarillento tirando a dorado, si tiene muchas zonas verdes es que todavía no está en su punto.
Hay muchas formas de pelar una piña, quizá la más tradicional sea cortarla como si fuera un melón, cortar la base y la parte de arriba y partirla a tajadas. Otra opción sería quitar también los extremos, apoyar la piña en su base y retirar la piel de arriba abajo, y una vez pelada cortar en rodajas.
Una vez partida la piña no hay que tardar mucho en consumirla porque se estropea, para que dure más hay que guardarla bien tapada de forma hermética. Una buena opción es partirla, meterla en bolsitas y congelarla. Si la congelación se hace de forma correcta el valor nutricional no cambia de forma significativa, por lo que su contenido en nutrientes es prácticamente el mismo. Después podemos utilizarla, incluso sin descongelar, en zumos y batidos, sola o con otras frutas y frutos rojos, yogur, bebida vegetal…