El 14 de marzo del año 2020 fue la fecha en la que se decretó el estado de alarma ante el repunte y la incertidumbre de contagios provocados por el coronavirus. El tiempo pareció detenerse, y el miedo y la preocupación se respiraban en el ambiente. La población tenía que resguardarse en sus casas, no se podía reunir ni visitar a otros familiares y el único contacto posible era a través de la llamada telefónica o de una videollamada. No había abrazos ni besos, las muestras de cariño se expresaban a través de la voz o de una pantalla. Cuando ya estaba permitido salir al exterior para hacer la compra o practicar deporte, había que mantener las distancias, evitar la comunicación a lo estrictamente necesario y evitar el contacto. La mitad del rostro quedaba tapado por la mascarilla, convirtiendo los ojos en la única vía de exteriorizar las emociones, como desolación, angustia, frustración, pena, rabia, miedo, tristeza, melancolía… Nuestros hogares se transforman en refugios: sirvieron como lugares de trabajo y de estudio, parques de juegos, se organizaron talleres de manualidades improvisados o de cocina y repostería o como un gimnasio en el que ponerse en forma. A algunas se nos dio por hornear nuestro propio pan en casa, perfeccionar recetas o por ponernos al día con la lectura o las series pendientes. Otras familias dedicaron su tiempo a poner en marcha el botón de la creatividad para entretener a los más pequeños con disfraces, actuaciones musicales o representaciones teatrales. Otros aprovecharon el tiempo libre para arreglar lo que estaba estropeado, mejorar el aspecto de los hogares, cambiar la decoración, crear huertos urbanos o darle un mayor uso a la terraza y a los espacios exteriores de la vivienda. 

Cinco años después, la Galería Blanca Berlín, situada en Madrid, dedica hasta el 31 de julio una exposición al confinamiento en la que participan más de veinticinco artistas nacionales e internacionales, entre los que se encuentran "Isabel Muñoz, Ramón Masats, Luis González Palma, Bohnchang Koo, Cecilia Paredes, Manuel Álvarez Bravo, Cristóbal Hara, Castro Prieto, Soledad Córdoba y Jerry Uelsmann", entre otros, tal y como informan en la página web del centro expositivo. La idea de este proyecto parte de un trabajo inicial, un encargo realizado para TVE, en el que se mostraba ese "exilio interno" bajo las paredes del hogar, en el que cada día que pasaba parecía ser una eternidad y que fue expuesto de forma virtual. Algunos de sus participantes y otros de nueva incorporación han ofrecido "una nueva propuesta de 'Ésta es mi casa detenida en el tiempo…" donde el mundo se para, pero nosotras como espectadoras hemos cambiado, ya no nos encontramos en el mismo punto de la historia, sino que hemos evolucionado y somos libres para continuar con el curso de la vida. Hemos aprendido a valorar la calidad del tiempo, la importancia de estar en el espacio exterior y disfrutar del aire libre, pero también de la comodidad del hogar y de los que nos rodean, a adquirir unos hábitos saludables y sostenibles, a modificar nuestras rutinas, a autocuidarse más, a cambiar aquello que no nos gusta o molestaba, etc. 

FOTO PRINCIPAL.: Carlos Pérez Siquier. S/T, La Chanca. 1957-1958. Copia posterior de legado. Impresión de tintas de pigmentos. Imagen extraída de la página web de la Galería Blanca Berlín de Madrid.