No porque normalmente quede en un segundo plano la salud mental deja de constituir uno de los ejes centrales de cualquier proceso reproductivo, ya sea de forma natural o a través de la medicina reproductiva. Así lo aclara Beatriz Dibra, psicóloga del equipo médico de las clínicas de reproducción asistida ...
No porque normalmente quede en un segundo plano la salud mental deja de constituir uno de los ejes centrales de cualquier proceso reproductivo, ya sea de forma natural o a través de la medicina reproductiva. Así lo aclara Beatriz Dibra, psicóloga del equipo médico de las clínicas de reproducción asistida Ginefiv. Más teniendo en cuenta que en los últimos 50 años los cambios sociales han provocado un retraso de más de 6 años de media en la edad de maternidad, lo que tiene "un impacto emocional" variable según las circunstancias.
"Cuando es una decisión consensuada en pareja, suele vivirse con más serenidad. Pero cuando el retraso se debe a factores externos, como problemas familiares, de salud o situaciones imprevistas, el impacto suele ser mayor porque hay una sensación de pérdida de control sobre el propio proyecto de vida", explica la psicóloga a EsVivir.
También, bajo su experiencia, influye la intensidad con la que se desea ser madre o padre. "En algunas parejas, uno de los dos puede no estar preparado y el otro cede esperando ese momento. Y a veces, cuando finalmente llega, ya no es posible. Ese tipo de desequilibrios pueden generar un malestar importante". Por otro lado, "hay personas que no lo tienen tan claro y, si llega el momento y no pueden, lo asumen de forma más flexible y buscan otras soluciones. Y es que, el impacto también depende del bagaje emocional y psicológico de cada persona", esgrime Dibra.
Si los problemas para concebir implican tener que afrontar un proceso en el que haya que recurrir a la medicina reproductiva, según la especialista, la paciente se enfrenta a retos psicológicos nada desdeñables. "En reproducción asistida, hay dos ingredientes o factores que suelen ser difíciles de gestionar: la falta de control y la incertidumbre. Son estados que, al ser humano, y especialmente hoy en día, le cuesta mucho tolerar. No poder saber cuándo o si el tratamiento funcionará, ni tener garantías de éxito, puede generar una gran carga emocional", sostiene.
Además, aunque la persona haga todo lo posible en todos los niveles, no saber si será suficiente resulta complicado. "La incertidumbre se intensifica en momentos clave del proceso, como la espera tras una transferencia embrionaria". "En mis 15 años de experiencia, no he conocido a nadie que no se vea afectado emocionalmente durante estos tratamientos. Es algo totalmente normal. Sin embargo, cada persona tiene una experiencia diferente, ya que intervienen otros factores como, si han vivido pérdidas previas, enfermedades, el estado de la relación de pareja, el apoyo del entorno, etc. Pero sin duda, la incertidumbre y la falta de control son los mayores desafíos", reflexiona la psicóloga de Ginefiv.
Es por eso que al brindar apoyo psicológico, uno de los aspectos más importantes que la experta trabaja es "ayudar a las personas a entender que sus emociones durante un tratamiento de fertilidad son normales y razonables". "Muchas pacientes llegan preocupadas por no sentirse contentas o positivas, y temen que eso afecte negativamente al resultado del tratamiento. También les asusta que, si el tratamiento no funciona, esa tristeza o duelo les acompañe para siempre", asegura Beatriz Dibra.
Estas dos ideas o miedos son "clave en la intervención psicológica". "Aquí, nuestra labor es ayudar a los pacientes a comprender que esa infelicidad no será eterna y que lo que sienten no es patológico, sino una reacción proporcional a una situación extraordinaria", insiste la especialista, quien asegura que "incluso personas que conocen bien estos procesos se ven emocionalmente afectadas; imagínate alguien que no sabe qué esperar, con la presión añadida de sentir que debe resolverlo todo por sí mismo, en medio de un estilo de vida ya de por sí estresante". Por eso, su objetivo es "proporcionar información clara, aliviar la carga emocional y ayudarles a identificar qué aspectos de su vida sí pueden controlar".
Por último, la psicóloga expresa la necesidad "fundamental" de tratar cada caso de manera individual, "fomentando y desarrollando las fortalezas y estrategias para que estos procesos emocionales sean equilibrados y se puedan llevar a cabo los tratamientos con el menor impacto emocional posible, fomentando el acompañamiento profesional en muchos casos donde además, estos procedimientos se sienten en soledad".