Priorizarte no es un lujo, es una necesidad Desde pequeñas nos han enseñado a estar disponibles, a cuidar, a atender. Y claro, cuando una mujer decide parar, estar sola o simplemente no hacer nada, muchas veces aparece la culpa. Como si cuidarse una misma fuera un acto egoísta. Como si no ...
Desde pequeñas nos han enseñado a estar disponibles, a cuidar, a atender. Y claro, cuando una mujer decide parar, estar sola o simplemente no hacer nada, muchas veces aparece la culpa. Como si cuidarse una misma fuera un acto egoísta. Como si no tuviéramos derecho al descanso si no hemos cumplido con todo lo demás.
Pero la verdad es otra: tu tiempo también vale. Darte un espacio propio no significa alejarte de los demás, sino acercarte desde un lugar más presente, más descansado, más tú. Y no hace falta organizar un gran retiro ni escaparte del mundo. A veces, basta con:
El "tiempo para mí" no tiene que verse de una forma concreta. Tiene que sentirse auténtico. Es ese rato en el que conectas contigo, recargas energías y simplemente… existes.
El primer paso para priorizarte es revisar lo que te dices a ti misma. ¿Te suena el "cuando termine todo, me premio con un rato"? Es hora de cambiar ese discurso. No tienes que "ganarte" tu descanso. No necesitas justificar un rato a solas. Estar contigo también es importante, y punto.
Y lo siguiente: empezar a decir que no. Con cariño, pero con firmeza. No a lo que te agota, no a lo que no te aporta, no a lo que haces por compromiso y no por deseo. Porque cada vez que dices no a lo que te roba energía, te estás diciendo sí a ti misma.
Si te cuesta, crea pequeños rituales que te ayuden a blindar ese momento. Ponlo en la agenda como harías con una reunión. Anota: "tiempo para mí". Y cúmplelo. No esperes a tener tiempo libre… créalo. Resérvalo. Protégelo. Porque tu bienestar merece ser una prioridad, no una nota al margen.
Aprender a darte tiempo sin culpa es una forma poderosa de cuidarte. Es entender que no estás dejando nada de lado, sino incluyéndote a ti en la ecuación. Porque tú también importas. Porque tu energía, tu alegría y tu descanso merecen espacio, atención y respeto.
Así que la próxima vez que sientas que parar es "perder el tiempo", recuerda esto: no estás abandonando a nadie. Estás volviendo a ti. Y ese, siempre, es el mejor lugar al que volver.