Nuestro hogar es mucho más que paredes, muebles y objetos bonitos. Es el lugar donde nos recogemos después de un día intenso, donde conectamos con nosotras mismas y con quienes más queremos. Por eso, cada vez más mujeres apuestan por la decoración sensorial, una forma de diseñar los espacios pensando ...
Nuestro hogar es mucho más que paredes, muebles y objetos bonitos. Es el lugar donde nos recogemos después de un día intenso, donde conectamos con nosotras mismas y con quienes más queremos. Por eso, cada vez más mujeres apuestan por la decoración sensorial, una forma de diseñar los espacios pensando no solo en lo visual, sino también en lo que se oye, se huele, se toca… incluso en lo que se saborea.
Vivimos rodeadas de prisas, pantallas y estímulos que nos desconectan del cuerpo. La decoración sensorial propone lo contrario: volver a las sensaciones, a la calma, a lo que verdaderamente nos hace sentir bien. No se trata solo de que tu salón "quede bonito", sino de que te abrace, te relaje o te inspire.
Antes de empezar, pregúntate: ¿Qué necesitas? ¿Silencio? ¿Energía? ¿Cobijo? A partir de esa intención, puedes transformar tus espacios en verdaderos refugios sensoriales.
El sentido más evidente al decorar es la vista. Los colores, las formas y la iluminación influyen profundamente en nuestro estado de ánimo.
El olfato es uno de los sentidos más potentes a nivel emocional. Basta una fragancia para traerte un recuerdo o cambiar tu estado de ánimo.
Puedes incorporar aromas en casa de muchas formas:
Rodearte de tejidos agradables y materiales naturales mejora tu relación con el entorno y contigo.
Muchas veces olvidado, el oído también forma parte del diseño sensorial.
Aunque no lo parezca, el sentido del gusto también puede formar parte de tu decoración.
¿Cómo? A través de objetos que te inviten a saborear la vida:
Decorar con los sentidos no significa hacer una gran reforma, sino mirar tu casa desde el cuerpo y no solo desde los ojos. Incorporar aromas, texturas, sonidos y objetos que despierten sensaciones positivas puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes cada día.