Alrededor del 10% de las mujeres y en edad reproductiva se enfrentan a una dificultad para concebir de la que todavía se habla poco: la infertilidad secundaria. En palabras de Vanesa Olvera, ginecóloga de Ginefiv, "se trata de la dificultad para conseguir un nuevo embarazo después de haber tenido uno ...
Alrededor del 10% de las mujeres y en edad reproductiva se enfrentan a una dificultad para concebir de la que todavía se habla poco: la infertilidad secundaria. En palabras de Vanesa Olvera, ginecóloga de Ginefiv, "se trata de la dificultad para conseguir un nuevo embarazo después de haber tenido uno previo, y sin haber usado métodos anticonceptivos durante al menos un año (o seis meses si la mujer tiene más de 35 años)". A diferencia de la infertilidad primaria (cuando nunca se ha logrado un embarazo), "en este caso sí ha habido una gestación previa, lo que puede generar sorpresa y frustración cuando aparecen dificultades para concebir de nuevo", explica la doctora a EsVivir.
Es un problema "más común de lo que se suele pensar", asegura Olvera. De hecho, según su experiencia, "muchas de las parejas que consultan en clínicas de fertilidad lo hacen por infertilidad secundaria". "A medida que aumenta la edad en la que las personas deciden tener hijos, también se incrementa el riesgo de experimentar este tipo de dificultades en un segundo embarazo. Además, puede estar infradiagnosticada, ya que muchas parejas no buscan ayuda pensando que, al haber tenido ya un hijo, no pueden tener un problema de fertilidad", desarrolla.
Una pregunta que se hacen muchas parejas que pasan por la infertilidad secundaria es "si me quedé embarazada del primero, ¿por qué no ahora?", un cuestionamiento "muy habitual y completamente válido". "La respuesta es que, entre el primer embarazo y el intento de un segundo, pueden haber cambiado muchos factores", apunta la ginecóloga.
Algunas de las causas más frecuentes incluyen la edad materna, "pues a medida que pasan los años, la reserva ovárica disminuye y la calidad de los óvulos también". "También cambios hormonales o trastornos ovulatorios, como el síndrome de ovario poliquístico; secuelas del parto o cesárea previa, como infecciones o adherencias en el útero; o problemas uterinos adquiridos, como miomas o pólipos; alteraciones en las trompas de Falopio por infecciones o cirugías".
Asimismo, es posible que la causa se deba a factores masculinos, "tales como la disminución en la calidad del esperma". O cambios en el estilo de vida, "como aumento de peso, estrés o exposición a tóxicos". "En resumen, aunque se haya logrado un embarazo anteriormente, eso no garantiza que la fertilidad permanezca intacta con el tiempo", subraya la doctora de Ginefiv.
Afortunadamente, la medicina reproductiva cuenta con múltiples herramientas eficaces para abordar la infertilidad secundaria. "El primer paso siempre es realizar un estudio completo de la pareja para identificar la causa. En función del diagnóstico, se puede optar por tratamientos sencillos como la inducción de la ovulación o inseminación artificial, o procedimientos más complejos como la fecundación in vitro (FIV), si hay problemas más serios de fertilidad. En algunos casos, puede ser necesario recurrir a donación de óvulos o esperma, aunque esto es menos frecuente en pacientes que ya tuvieron un embarazo previo", desarrolla Vanesa Olvera.
En este sentido, destaca que "los tratamientos suelen ser eficaces, especialmente si se inicia el proceso diagnóstico de forma temprana". "La clave está en no retrasar la consulta cuando pasan los meses sin conseguir el embarazo", apunta.
Para finalizar, transmite un mensaje de apoyo y comprensión a quienes están atravesando esta situación. "La infertilidad secundaria puede ser emocionalmente muy dura, porque muchas veces el entorno no la entiende o la minimiza con frases como 'al menos ya tienes uno'. Pero cada proyecto de familia es único y válido, y cada deseo de tener un nuevo hijo merece ser escuchado y acompañado", manifiesta, insistiendo en que buscar ayuda médica a tiempo puede marcar la diferencia. "Hablarlo, informarse y contar con profesionales especializados puede abrir caminos que muchas veces parecen cerrados", concluye.