Si una consecuencia positiva se puede extraer de la pandemia es que mejoró la toma de conciencia de la sociedad de que una dieta poco saludable y falta de actividad física están entre los principales factores de riesgo para la salud. Aunque la tendencia por cuidarse no es nueva, la ...
Si una consecuencia positiva se puede extraer de la pandemia es que mejoró la toma de conciencia de la sociedad de que una dieta poco saludable y falta de actividad física están entre los principales factores de riesgo para la salud. Aunque la tendencia por cuidarse no es nueva, la crisis sanitaria disparó la preocupación por comer más alimentos sanos. De hecho, un informe de la empresa de análisis de mercados de consumo NPD, llegó a la conclusión de que los españoles eran los europeos más concienciados con una alimentación sana y equilibrada: el 86% le dio más importancia a su dieta tras el coronavirus, seguidos de un 80% de los italianos. A bastante distancia se situaron los británicos (69%), los franceses (56%), los rusos (50%) y los alemanes (42%).
Pero, ¿cómo una nutrición equilibrada influye en el bienestar general e impacta en la salud? La doctora Ana Ortiz, gerente del Área de Salud del Grupo Farmasierra, explica a EsVivir lo básico que hay que saber sobre una nutrición equilibrada que, a diferencia de muchas dietas restrictivas, "proporciona al organismo todos los nutrientes esenciales, tanto macronutrientes (proteínas, grasas, carbohidratos) como micronutrientes (vitaminas y minerales) en las cantidades adecuadas para mantener su funcionamiento óptimo".
En este sentido, Ana Ortiz destaca que el impacto de una nutrición equilibrada "es amplio y multifactorial", ya que no solo previene enfermedades, "sino que optimiza las funciones del cuerpo y de la mente, promoviendo un estado de salud integral y de calidad de vida".
Respecto a la prevención de enfermedades, "sabemos que disminuye el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles como obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, dislipemias y enfermedades cardiovasculares y reduce la incidencia de déficits nutricionales y sus consecuencias (anemias, osteopenia, deterioro neurológico, inmunodeficiencias funcionales)", recuerda la doctora.
A nivel fisiológico, "mantiene la integridad estructural de tejidos como la piel, los músculos, el sistema nervioso y los huesos; sostiene el metabolismo energético, la función hormonal, la renovación celular y la respuesta inmunológica; y algo muy importante como es favorecer el equilibrio de la microbiota intestinal, clave para la digestión, la inmunidad y la salud mental", subraya la experta de Farmasierra.
Una dieta equilibrada va a tener además un impacto muy positivo sobre el rendimiento físico e intelectual, "al influir y mejorar la capacidad de concentración, el aprendizaje, el rendimiento laboral y deportivo, así como prevenir la fatiga crónica y mejorar la capacidad de recuperación frente al estrés o enfermedades".
Y algo muy importante que según la facultativa debemos tener en cuenta es "cómo una nutrición sana, variada y equilibrada puede favorecer el bienestar mental y emocional". "Existen evidencias sólidas que relacionan la calidad de la dieta con la salud mental: una dieta rica en nutrientes esenciales puede contribuir a la prevención de trastornos del estado de ánimo, ansiedad y depresión", expone.
De hecho, concluye Ortiz, algunas vitaminas del grupo B, entre otros nutrientes, "tienen un rol directo en la síntesis de neurotransmisores como son las endorfinas, la dopamina, la prolactina o la serotonina, una serie de sustancias naturales relacionadas con la relajación y el alivio del dolor físico y emocional, la felicidad y el placer".