Retomar la rutina con visión renovada

María Robert

El comienzo del curso es un buen momento para la revisión anual de los ojos, tanto en niños como en adultos

22/09/2025

A estas alturas de septiembre la mayoría de las familias se han embarcado de lleno en las rutinas diarias vinculadas al colegio y al trabajo. Pero hay algo que muchas veces se nos escapa con la vorágine de empezar curso: revisar la vista. Tanto en niños como en adultos, una ...

A estas alturas de septiembre la mayoría de las familias se han embarcado de lleno en las rutinas diarias vinculadas al colegio y al trabajo. Pero hay algo que muchas veces se nos escapa con la vorágine de empezar curso: revisar la vista. Tanto en niños como en adultos, una buena salud ocular es fundamental para afrontarlo. Es por eso que desde Miranza recuerdan que la prevención y el diagnóstico precoz son claves para preservar la visión.

Detectar a tiempo mejora el rendimiento

El rendimiento escolar no solo depende del esfuerzo, también de ver bien. Por ello, los expertos recomiendan que todos los niños a partir de los 3 años se sometan a revisiones oftalmológicas completas de forma anual, especialmente con la vuelta a las aulas. Esto permite identificar y tratar precozmente alteraciones visuales que, si no se abordan a tiempo, pueden condicionar su desarrollo visual de forma irreversible.

Entre los problemas visuales más comunes durante la infancia destacan los defectos refractivos, como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo, que afectan actualmente al 20% de los niños, y la ambliopía u "ojo vago", una condición que provoca baja visión en uno de los ojos debido a múltiples causas como el estrabismo, defectos refractivos no corregidos, cataratas, etc.

Estas alteraciones visuales, si no se diagnostican y tratan a tiempo, pueden derivar en dificultades de aprendizaje, fatiga visual, dolores de cabeza o bajo rendimiento escolar.

Miopía en aumento

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se prevé que la mitad de la población mundial será miope en 2050. Este problema de visión no tiene cura, pero sí tratamientos eficaces que pueden ralentizar su avance. El más utilizado en la actualidad es el colirio de atropina en bajas concentraciones, que se aplica por la noche durante largos periodos de tiempo y permite controlar el crecimiento acelerado del globo ocular, causa principal del problema.

También existen otras opciones como lentes oftálmicas especiales (DIMS - Defocus Incorporated Multiple Segments y HAL - Highly Aspherical Lenslets) o lentes de contacto multifocales. Estas soluciones no solo corrigen la visión, sino que también ayudan a controlar el crecimiento del ojo, que es lo que hace que la miopía aumente con el tiempo. Son tratamientos cómodos y seguros, adaptados para su uso en la infancia bajo la supervisión del oftalmólogo.

La Ana Wert, especialista en oftalmología pediátrica señala que entre los factores que pueden contribuir al desarrollo o el empeoramiento de la miopía destacan una menor exposición a la luz natural y la realización de cada vez más actividades relacionadas con dispositivos digitales o el abuso prolongado de la visión de cerca. Igualmente, la genética es otro factor de riesgo que preocupa a muchas familias cuando hay, al menos, un padre miope.

La salud ocular no es solo cosa de niños

En adultos, también es fundamental realizar revisiones periódicas, especialmente si existen factores de riesgo como antecedentes familiares, uso intensivo de pantallas, hipertensión, diabetes o exposición prolongada al sol. Además, después del verano, muchas personas notan molestias oculares relacionadas con la sequedad, irritación o incluso alteraciones en la piel del contorno ocular provocadas por el sol, el cloro o la sal del mar.

Según los especialistas de Miranza, las afecciones oculares más comunes en esta época son las molestias por la introducción de cuerpos extraños en los ojos, por el efecto de la luz ultravioleta del sol y por la acción del cloro, que puede causar conjuntivitis, una inflamación de la conjuntiva o membrana mucosa transparente que recubre el globo ocular. Entre sus síntomas se encuentran ojos pegajosos, el enrojecimiento ocular, sensación arenosa en uno o ambos ojos, sensibilidad a la luz, lagrimeo o secreción ocular.

Además, hay enfermedades oculares graves como el glaucoma, que no presentan síntomas evidentes en sus primeras fases. La visita al oftalmólogo debe formar parte de los chequeos médicos habituales, sobre todo en personas con factores de riesgo como la hipertensión ocular, diabetes, miopía, antecedentes familiares de enfermedades oculares, con la finalidad de realizar un diagnóstico precoz y evitar pérdidas de visión irreversibles.

 

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