Carmen Reija
Sufrir una diarrea no es infrecuente, en cualquier momento y a cualquier edad, pero en verano aumentan las probabilidades de padecerla porque el calor puede estropear la comida y beber en lugares inadecuados también genera este problema. Las causas son diversas y es necesario acudir al médico para que determine los motivos y paute el tratamiento indicado. Tómatelo con calma…especialmente si te pilla fuera de casa.
La diarrea, también llamada en ocasiones gastroenteritis, cursa con unos síntomas fácilmente reconocibles en función de la causa que la ocasiona. Podemos destacar: fiebre, vómitos, heces líquidas, dolor de barriga, retortijones, cansancio y malestar general. La causa más frecuente es la infección vírica en cualquier momento del año y que suele ...
La diarrea, también llamada en ocasiones gastroenteritis, cursa con unos síntomas fácilmente reconocibles en función de la causa que la ocasiona. Podemos destacar: fiebre, vómitos, heces líquidas, dolor de barriga, retortijones, cansancio y malestar general.
La causa más frecuente es la infección vírica en cualquier momento del año y que suele deberse principalmente a los distintos Rotavirus. Es uno de los problemas a los que se enfrentan los niños pequeños en las guarderías y colegios y preocupa mucho a los padres. También puedes padecerla cuando un alimento se encuentra en mal estado (por efecto de las altas temperaturas, por ejemplo) o eres intolerante (lactosa, gluten, etc.)
El mayor riesgo es la deshidratación debida a la pérdida de agua y electrolitos en las deposiciones líquidas, los vómitos, el sudor, etc. que debe ser evitada. Aunque inicialmente no da síntomas, con el tiempo aparecen: sed, irritabilidad, inquietud, piel arrugada y ojos hundidos. Más tarde se presentan: adormecimiento, imposibilidad de hacer pis, ausencia de lágrimas, lengua seca, extremidades frías y húmedas, pulso rápido y débil, jadeos, etc. Es imprescindible acudir al hospital en la primera fase para que el médico valore la situación.
A nivel preventivo, lo recomendable sería:
-Mejorar la higiene personal y los hábitos higiénicos de los cuidadores para evitar contagios y reinfecciones (lavarse muy bien las manos tras el cambio de pañal).
-Evitar el consumo de alimentos cuyo origen es desconocido o contienen salsas con huevo, yogur, nata, etc. de los que no se controle la temperatura a la que han sido conservados.
-No beber de fuentes sin control aunque parezca un “agua muy clara de montaña”. Elegir agua embotellada y usarla incluso para lavarse los dientes o preparar hielo.
-Cuidar mucho la higiene del enfermo para evitar el contagio.
-Transportar adecuadamente los alimentos que compres en cualquier punto de venta. Utiliza las bolsas de congelados…e intenta llegar a tu congelador cuanto antes.
-Transportar en recipientes idóneos y a temperatura correcta los alimentos que lleves a la playa o al campo. No olvides mantener la temperatura adecuada usando una nevera portátil por ejemplo.
Si ya sufres diarrea, se recomienda:
-Acudir al médico para que te indique las pautas.
-Administrar líquidos en pequeñas dosis y con mucha frecuencia para hidratar al enfermo. Elige agua hervida, líquidos frescos y sueros orales prescritos por el especialista.
-Seguir la dieta indicada por el médico. Suele recomendar arroz, pollo, zanahoria, etc. bien cocidos y manzana o pera (al natural o cocidos). Puedes beber agua con limón, té, etc.
Algunos alimentos tradicionalmente conocidos reducen la motilidad intestinal y la evacuación y protegen la mucosa del aparato digestivo que se ve afectada por la diarrea. Podemos destacar: té, zanahoria, arroz, pollo, pescado, patata, etc. mejor cocidos y sin aceite. Se deben evitar los lácteos, los alimentos con fibra y las harinas.