¿Te comes las uñas?

Carmen Reija

Y no eres tan especial, raro o distinto, porque más del 15% de los españoles lo hacen. Tampoco es una cuestión de edad, porque se presenta en cualquier momento, aunque sea más frecuente en edades tempranas. Calculando, nos damos cuenta de que supone muchos millones de personas, especialmente mujeres, porque son las más numerosas entre los que siguen ese ritual. Las causas son diversas, pero fundamentalmente, un tema psicológico que acaba transformándose en hábito. Consulta a tu médico y sigue sus indicaciones.

17/06/2016

La onicofagia (comerse las uñas) constituye un problema a varios niveles: estético (porque afecta a la forma de la uña que se va alterando hasta límites insospechados pudiendo llegar a perderse y de los dedos que aparecen inflamados y deformados), infeccioso (porque pueden producirse infecciones por hongos, virus o bacterias ...

La onicofagia (comerse las uñas) constituye un problema a varios niveles: estético (porque afecta a la forma de la uña que se va alterando hasta límites insospechados pudiendo llegar a perderse y de los dedos que aparecen inflamados y deformados), infeccioso (porque pueden producirse infecciones por hongos, virus o bacterias que habitan en las uñas y, al dañarse la estructura o simplemente metiéndolas en la boca pueden penetrar en el organismo y provocar infecciones sistémicas), dental (afecta a los dientes deformándolos y favoreciendo la aparición de caries y de daños en la articulación de la mandíbula) y psicológico (porque altera tu propia imagen y autoestima perjudicando tus relaciones sociales).

El comienzo puede producirse en el momento en que un niño de corta edad se mete los dedos en la boca, algo muy habitual. Puede ser una costumbre puntual o convertirse en una verdadera “adicción” que debe ser tratada por un especialista y puede ocultar un trastorno de mayor envergadura. Se considera inicialmente un gesto asociado a una emoción negativa que nos afecta (el estrés, la ira, la tristeza, etc.), al aburrimiento o a la excesiva actividad. Podría describirse como una alteración del control de los impulsos, realizada de manera consciente o inconsciente.

El tratamiento más generalizado consiste en la utilización de productos que no son tóxicos en sí mismos, que penetran en la uña y generan una mal sabor, por lo que no apetece ingerirlos. Se aplican con facilidad, no tienen brillo y nutren y favorecen el crecimiento normal de las uñas. Los expertos señalan que conviene ir más allá, porque la ansiedad por comerse las uñas provoca la adaptación a estos compuestos y dejan de ser eficaces.

Algunos consejos pueden ayudarte. Proponemos:

-Masticar chicle sin azúcar o cualquier otra sustancia (regaliz, zanahoria cruda, etc.) que mantenga tu boca ocupada.

-Aplicar aloe vera natural directamente a las uñas, porque su sabor te hará repelerlas.

-Colocar uñas postizas que cubren las propias y te impiden morderlas logrando que crezcan sanas.

-Utilizar guantes habitualmente (de látex, algodón, lana, etc.) en función del momento.

-Cubrir las uñas con apósitos hasta que alcancen una longitud adecuada.

-Mantener ocupadas tus manos para evitar tenerlas libres y cerca.

Es importante el ánimo de los que están alrededor del que padece el problema, pero deben evitar reprochar su conducta o hacer que se sientan mal si deciden dejarlo y no lo consiguen. Ya se sienten bastante mal con su actitud y recordárselo, negativizándolo, no les ayudará a resolverlo. En algunos casos puede ser necesario el apoyo psicológico profesional. Consulta a tu médico y acude a un psicólogo si el problema persiste.

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