De manera general, los principales grupos de población que se ven afectados en situaciones de calor extremo son los ancianos, los lactantes, los niños, las personas con una afección crónica que requieran medicamentos y las personas dependientes. El aislamiento social también aumenta su fragilidad y el riesgo de sufrir problemas ...
De manera general, los principales grupos de población que se ven afectados en situaciones de calor extremo son los ancianos, los lactantes, los niños, las personas con una afección crónica que requieran medicamentos y las personas dependientes. El aislamiento social también aumenta su fragilidad y el riesgo de sufrir problemas asociados al calor. Los ancianos son particularmente vulnerables a causa del deterioro de la capacidad de sentir la sed, por un menor control de la homeostasis del metabolismo y una disminución de su capacidad de termorregulación mediante la transpiración.
En caso de ola de calor algunos medicamentos pueden agravar el síndrome de golpe de calor o de deshidratación, lo que puede llegar a ser mortal. Para evitar nombrar determinados compuestos, nos centraremos simplemente en grupos o familias de medicamentos por sus efectos sobre el organismo. Entre otros destacarían:
-Medicamentos que provocan alteraciones en la hidratación y/o trastornos electrolíticos.
-Medicamentos que pueden afectar la función renal.
-Medicamentos cuyo perfil puede ser afectado por la deshidratación.
-Medicamentos que pueden alterar la termorregulación central o periférica.
Los medicamentos que pueden inducir una hipertermia y los que indirectamente pueden exacerbar los efectos del calor también deben tenerse en cuenta en el análisis de los factores de riesgo en individuos susceptibles de una menor adaptación al calor. Este análisis es el único que puede ayudarnos a prevenir la aparición de las alteraciones orgánicas asociadas a su consumo.
La adaptación de un tratamiento con medicamentos en curso debe considerarse caso a caso. No suele ser necesario considerar desde el principio, y sistemáticamente, una reducción o interrupción de los fármacos que pueden interactuar con la adaptación al calor del propio organismo. Antes de tomar cualquier decisión terapéutica, es necesario evaluar completamente el estado de hidratación (evaluación clínica, evaluación de la ingesta de líquidos, medición del peso, de la frecuencia cardiaca, de la presión arterial y del balance electrolítico completo). Resulta imprescindible revisar periódicamente el estado de hidratación durante todo el tiempo que dure la ola de calor.
Consulta a tu médico la situación concreta porque la decisión es importante y debe ser tomada por él. Eliminar radicalmente un tratamiento crónico, dejar de tomar un diurético o no administrar paracetamol a un niño sólo puede indicarlo él tras la realización de las pruebas específicas que considere oportunas. Además, y de manera general, es importante administrar líquidos de forma constante mientras las altas temperaturas se mantengan.
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