Tecnología desarrollada en los Estados Unidos pero que salva vidas en África, concretamente en Ghana y Ruanda, así podríamos resumir los drones que produce Zipline. Estos drones han sido pensados para ofrecer una gran autonomía (hasta 160 km en viajes de ida y vuelta, con lo que alcanzan un radio de ...
Tecnología desarrollada en los Estados Unidos pero que salva vidas en África, concretamente en Ghana y Ruanda, así podríamos resumir los drones que produce Zipline.
Estos drones han sido pensados para ofrecer una gran autonomía (hasta 160 km en viajes de ida y vuelta, con lo que alcanzan un radio de 80 km), sencillez de reparación y mantenimiento, y una capacidad de carga de hasta 1,8 kg.
Su misión es llevar tanto medicinas como sangre a lugares de difícil acceso, a donde no llegan las carreteras e, incluso, las pistas forestales son difícilmente practicables. Con su capacidad de carga, uno solo de estos drones puede llevar tres bolsas unitarias de sangre, o bien medicamentos variados. Si se necesita mayor capacidad de carga, no hay problema, pues se pueden montar flotillas de drones para llevar mayor carga.
Una vez el dron llega al lugar de entrega de la carga, no requiere de una infraestructura para poder aterrizar, sino que deja ir el paquete mediante un sistema de paracaídas automático, que debe ser recogido por los destinatarios una vez llega al suelo. Realizada esta maniobra, el dron vuelve por donde ha venido a la base.
En las bases es donde se encuentra todo el material médico, que es cargado bajo demanda y enviado. Los drones alcanzan una velocidad de 100 km/h, con lo que a velocidad máxima pueden alcanzar cualquier punto dentro de su alcance en menos de una hora. El mismo trayecto, realizado con un vehículo terrestre, supera normalmente las cinco horas.
Para evitar averías en medio del trayecto, estos drones incorporan tecnologías redundantes, como dos motores, lo mismo que se ha hecho con las comunicaciones y el sistema de navegación, que también están duplicados.
Gracias a los servicios que ya ofrecen, y según informan desde la misma Zipline, en Ruanda han podido reducir drásticamente el porcentaje de muertes maternas en el momento del parto.
Además de salvar vidas, la misión de Zipline es contribuir a la economía local. Por ello, y pese a que los drones son fabricados y probados en los Estados Unidos, en la sede californiana de la iniciativa, una vez enviados a los países de destino es personal exclusivamente local el que se ocupa de ellos.
Esto quiere decir que todos los operadores de drones que trabajan con Zipline son ruandeses o ghaneses, así como el personal en las bases. Con esto se proporciona formación y empleo a la población local, que no solamente se convierte en usuaria del servicio, sino también en una parte activa de él.