En nuestras ciudades, con especial énfasis en los espacios públicos y concurridos, se multiplican los aparatos que permiten llevar a cabo una reanimación cardiopulmonar (RCP). No obstante, a muchos hogares, uno de estos espacios -y, por lo tanto, una de estas máquinas- les pilla lejos. B+Safe, filial española de Almas Industries ...
En nuestras ciudades, con especial énfasis en los espacios públicos y concurridos, se multiplican los aparatos que permiten llevar a cabo una reanimación cardiopulmonar (RCP). No obstante, a muchos hogares, uno de estos espacios -y, por lo tanto, una de estas máquinas- les pilla lejos.
B+Safe, filial española de Almas Industries especializada en soluciones de salud y seguridad para empresas, proporciona soluciones cardioprotección que ha empezado a ofrecer a las comunidades de vecinos para su instalación en el portal u otros espacios comunes compartidos, de forma que se encuentren accesibles a todos los vecinos, tanto mayores como niños.
Su adquisición no representa un gran coste añadido a las cuotas de la comunidad, puesto que se puede arrendar con una fórmula de renting.
Para un uso óptimo de estos dispositivos que permita tratar a quien sufra una parada cardíaca sin provocar daños, es necesario recibir una formación, algo obligatorio después de la instalación de la máquina.
En dichas formaciones se tocan temas como la reanimación cardiopulmonar y el soporte vital básico. Son cursos regulados por las respectivas comunidades autónomas, y que en algunos lugares se dan también en colegios.
Además de adquirir los conocimientos para reaccionar adecuadamente ante una parada cardíaca, en estos cursos también se enseña a actuar de forma eficaz ante otras incidencias como atragantamientos, mareos o los efectos provocados por golpes de calor.
Los paros cardíacos provocan la muerte de unas 30.000 personas al año en toda España. Un 70% de los paros se producen fuera de las instalaciones hospitalarias, ya sea en los domicilios, como en espacios públicos. Y, según las estadísticas, solo un 25% de los testigos de estos paros disponen de la formación necesaria para realizar una maniobra RCP.
La implantación de áreas cardioprotegidas mediante la instalación de desfibriladores permitiría reducir estas cifras de muertes; se estima que la tasa de supervivencia se elevaría del 5% al 15% de disponer de suficientes dispositivos y de proporcionar formación a un número suficiente de personas.
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