Si tienes la suerte de disfrutar de un buen embarazo, no es necesario que modifiques tu actividad diaria, salvo indicación médica en ese sentido. Otra situación se plantea en quienes padecen hipertensión, eclampsia, diabetes o problemas asociados a su gravidez que deberán cambiar sus hábitos para combatir el calor.

Recomendaciones generales

Para quienes viven una gestación sin complicaciones sería recomendable a nivel general que:

1. Si viajas en coche, procura parar cada hora y media como máximo. Si la distancia es larga, será un poco latoso porque tardaréis más en llegar al destino, pero tus piernas se merecen el descanso. Bájate del coche, estíralas y camina un poco.
2. No salgas en las horas de más calor. En realidad eso no es bueno para nadie, esté o no embarazada. Si la zona en que estás presenta una temperatura alta, procura quedarte en casa, fresquita y salir cuando haya bajado.
3. Utiliza ropa cómoda y ligera, que no te apriete, de colores claros y de materiales naturales (lino, algodón, etc.) Es estupenda para reducir la sensación de calor y el sudor.
4. Elige un calzado de piel, cómodo y amplio que no te apriete y te permita reducir la hinchazón de los tobillos que suele presentarse durante el embarazo.
5. Evita el exceso de exposición al sol. Es mejor que no te tumbes en la toalla y pases horas ahí tirada porque, debido a tu estado hormonal, pueden salirte manchas que después no desaparecerán. Utiliza un protector solar con factor elevado y procura mantenerte a la sombra.
6. Cuida tu piel. Protégete previamente con un buen fotoprotector y, tras la exposición solar, utiliza un after sun adecuado. No llega con que sea hidratante; es necesario que nutra, regenere y repare tu piel para evitar la aparición de más estrías de las que ya se formarán por el incremento de volumen abdominal.
7. Aprovecha las ventajas del agua. Todo lo que te aporta será beneficioso. Pasea por la orilla del mar para activar tu circulación y reducir la retención de líquidos. Báñate en la piscina y haz ejercicios con las piernas para favorecer la circulación de retorno. Nada todo lo que puedas. Acude a un balneario y realiza algún ejercicio en el agua que mejore tu espalda o tus problemas de ciática si los padeces.
8. Siéntate cómodamente. No es cuestión de que vayas dando pena, pero tu cuerpo debe estar bien colocado. Elige sillas rectas con las que puedas apoyar los pies en el suelo y no caigas en el error de aceptar una hamaca de playa por no resultar pedante. Tu espalda te lo agradecerá.