El hinojo es una planta que en apariencia resulta similar a la cebolleta. Se trata de un bulbo blanco desde donde emergen tallos verdes y robustos y muchas ramificaciones delgadas semejantes a la hierba común. El hinojo tiene un aroma bastante agradable y su sabor es semejante al del apio.

Pertenece a la familia de las umbelíferas al igual que el perifollo o la zanahoria, y se sabe que la primera vez que utilizaron sus propiedades medicinales fue en el antiguo Egipto. Actualmente, forma parte habitual de nuestra cocina y puede ser utilizada para calmar algunos síntomas como dolor estomacal o menstrual, o incluso para evitar que el cabello se caiga.

¿Cómo escoger los mejores ejemplares?

Cuando vayas al supermercado, asegúrate de que coges los hinojos que presenten un bulbo de un color blanco homogéneo, evitando aquellos que tengan manchas oscuras o amarillas. En estos casos, la planta no es fresca y no cuenta con la dureza necesaria.

Además, también es conveniente que prestes atención al tamaño. En caso de que desees comerlo crudo, el hinojo pequeño tendrá mayor sabor y estará más crujiente. Además, si es fresco, desprenderá un olor parecido al anís o al regaliz, de ahí que también se utilice para elaborar diferentes aliños y encurtidos.

Debes tener presente que la mejor época del año para comprarlos es en primavera, invierno o finales de otoño. Esta planta no aguanta el calor y en verano su aspecto se deteriora y sus semillas se secan.

Los principales usos medicinales del hinojo

Las semillas del hinojo tienen propiedades diuréticas, gracias a que contienen aceite esencial de antelo. Lo que hacen es favorecer la digestión y ayudan a expulsar los gases a través de su masticación, acabando con la sensación incómoda de vientre hinchado.

Asimismo se emplea para aliviar los cólicos, la inapetencia, la indigestión y la acidez estomacal. Ante estos casos, lo más aconsejable es tomar hinojo en infusión, siempre y cuando obtengamos la aprobación de un experto en el campo de la salud.

Por otro lado, puede resultar un gran aliado para acabar con el estreñimiento, así como con las infecciones urinarias. La planta facilita la eliminación de toxinas, impidiendo el desarrollo de cistitis, oliguria, uretritis e inflamaciones bucales y oculares. En este sentido, cabe destacar que funciona contra el mal aliento, acabando con la halitosis, y actúa como protector del sistema inmunológico evitando la caída del cabello.

El hinojo también puede influir positivamente en los síntomas menstruales para minimizar el cansancio, los mareos y la sequedad vaginal. De la misma manera, la infusión de hinojo funciona como un antiespasmódico natural, ayudando a las personas que tengan problemas respiratorios asociados al asma, la tos o la bronquitis.

Sus diferentes usos en la cocina

El hinojo puede cocinarse de múltiples formas, ya sea al horno, al vapor, crudo, hervido o rehogado. Todo dependerá del plato que quieras elaborar y de la forma en la que desees utilizarlo, pues funciona como potenciador de sabor a anís y regaliz, como condimento o de acompañamiento.

Muchas personas lo toman crudo. Para hacerlo, basta con cortarlo en láminas muy finas con un cuchillo afilado o un rallador para después añadirlas a múltiples recetas, ya sea una macedonia de frutas cítricas, un tabulé o una ensalada. También es posible combinarlo con postres, pues su sabor similar al anís armoniza perfectamente con el chocolate o la miel.

De cualquier forma, la forma que utiliza la mayoría de las personas para consumirla es a través de infusiones, que alivian náuseas, gases, dolores y ardores estomacales. En este caso, basta con hervir la planta durante unos minutos y, una vez haya reposado, añadir miel, azúcar o edulcorante para disfrutar de un auténtico sabor anisado.

En cuanto a los tallos verdes que salen del bulbo blanco, también son aprovechables y sirven básicamente para aromatizar y elaborar todo tipo de encurtidos, ya sean berenjenas, pepinillos o aceitunas. De la misma manera, se puede comer hervidos, en estofados y sopas, o incluso crudos en ensalada.