Aún queda mucho para utilizar las dietas como si fueran un tratamiento médico, salvo en el caso de la dieta cetogénica en algunos pacientes que sufren epilepsia. Ahora bien, lo que sí se ha demostrado científicamente, es que la alimentación puede ser un gran aliado como tratamiento coadyuvante.

Esto significa que una dieta adecuada puede contribuir para potenciar el tratamiento principal de una enfermedad o permitir que se reduzca su dosis, disminuyendo así los efectos adversos del mismo.

El ayuno intermitente como complemento en los tratamientos de cáncer

Tal y como han demostrado un grupo de investigadores expertos a partir de su ensayo clínico en la Universidad de Leiden, Holanda, las dietas bajas en calorías y los ayunos intermitentes pueden contribuir con los tratamientos de quimioterapia al reducir el daño celular que se produce en este tipo de intervención.

Ya se sabe que el ayuno intermitente contribuye con algunos beneficios para la salud a nivel metabólico o cognitivo. Ahora bien, actualmente se sugiere que las dietas bajas en calorías podrían ayudar a nivel oncológico. ¿Cómo? Protegiendo a las células sanas del efecto estresante de la quimioterapia, al mismo tiempo que hacen más vulnerables a las células cancerígenas.

¿En qué consistió en ensayo clínico?

Este ensayo tuvo lugar en 2014 y para hacerlo se reclutaron aproximadamente a 130 personas que en esos momentos estaban recibiendo un tratamiento de quimioterapia para acabar con el cáncer de mama.

La mitad de ellas hicieron ayuno intermitente dentro de un plan dietético dotado de plantas, cuyo número de calorías ascendía únicamente a 200 al día. La idea era seguir la dieta tres días antes de la quimioterapia y al día siguiente, mientras que los demás días debían seguir su dieta habitual.

Los resultados del estudio revelaron que los efectos de la quimioterapia aumentaron, teniendo en cuenta a las personas que no habían llevado a cabo el ayuno intermitente, y se observaron mejoras en las tasas de reducción del tumor.

Todas las personas que se sometieron al estudio tuvieron una respuesta similar en cuanto al nivel de toxicidad del tratamiento, aunque aquellas que siguieron el ayuno intermitente presentaron un deterioro inferior en el ADN de sus glóbulos blancos. En esos términos, los científicos llegaron a la conclusión de que este tipo de técnica dietética ejercía una función protectora con respecto a los daños celulares causados por la quimioterapia.

Cautela y más trabajo

Algunos de estos investigadores han mostrado cautela ante los resultados recogidos. Por el momento, no resulta recomendable seguir una dieta concreta que esté basada en el estudio original de la Universidad de Leiden. Sin embargo, lo que sí resulta lógico es seguir trabajando para aportar más datos a la investigación.

Aún hay que recabar más información para saber cuál es su grado de eficacia y averiguar cómo funciona en estos casos. Los conocimientos obtenidos hasta el momento son el principio, pero aún queda un largo camino para demostrar si el ayuno intermitente o las dietas bajas en calorías ofrecen ventajas significativas en tratamientos de este calibre.

Lo mejor de todo es que a partir de ese ensayo se han dispuesto otros más. De hecho, la Universidad de California del Sur está haciendo investigaciones al respecto y dentro de muy poco tiempo expondrán los resultados al mundo.