Con el paso de los años, nuestra piel envejece y comienzan a aparecer signos de flacidez. Ahora bien, la edad no es la única responsable de ello, sino llevar una vida sedentaria, el estrés y la ansiedad, los cambios hormonales o la mala alimentación.

De hecho, da igual que sigas una dieta restrictiva porque, al final, la flacidez en piernas y brazos aparecerá si no haces ejercicio físico regular para tonificar los músculos.

¿Qué acelera el proceso de flacidez?

• Las dietas milagro no son de ayuda. En vez de adelgazar de una forma sana y equilibrada, te conducirán irremediablemente a la flacidez. En su lugar, lo mejor es apostar por dietas equilibradas que sean bajas en calorías.
• Si tomas mucho sol, la pérdida de agua y la oxidación celular tienen lugar con mayor rapidez. Además, los rayos UVA repercuten contra la elastina y el colágeno tan beneficioso para la piel.
• El tabaco dificulta la circulación sanguínea, algo que acelera el envejecimiento de la piel.
• Algunos medicamentos, como los corticoides, si se toman durante un periodo prolongado de tiempo, potencian la aparición de flacidez.

¿Cómo podemos evitarla?

• En primer lugar, hay que hidratar muy bien la piel. Para ello deberás beber al menos 2 litros de agua mineral y utilizar una crema reafirmante.
• Consumir alimentos ricos en antioxidantes, proteínas y ácidos grasos esenciales para proteger la elasticidad de la piel.
• Mejora la circulación a través de agua tibia y evitando prendas ajustadas. De ese modo, permitirás la oxigenación de las fibras musculares y las tonificarás.
• Combita tu dieta con la práctica de ejercicio al menos tres veces por semana (30 o 40 minutos). Así quemarás grasa y conseguirás que el oxígeno llegue bien a todas las células del cuerpo. Puedes empezar por caminar unos 30 minutos al día o emplear una tabla de ejercicios para trabajar la musculatura. Para hacerlo, es recomendable contar con la ayuda de un profesional.

Alimentos para cuidar tu dieta y la piel

La piel no puede pasar sin las proteínas, pues son clave para su reparación y renovación. Su carencia disminuye el tono muscular, apareciendo como resultado la flacidez. Por esa razón, es muy importante incluir este nutriente en nuestra dieta diaria a través de alimentos de origen animal, ya sea carne, huevos, productos lácteos y carne.

El pescado y el marisco son fuente de minerales, vitaminas, omega 3 y proteínas. En cuanto a la carne, hay que consumirla con moderación al contener colesterol, grasas saturadas y bastantes más calorías.

Lo más acertado es incluir combinaciones equilibradas en base a proteínas de origen vegetal que te permitan completar las necesidades proteínicas que necesitas: cereales integrales, frutos secos y legumbres, entre otras.

La fibra también es beneficiosa para la piel. Te servirá para aportar luminosidad a tu piel. La mejor manera para hacerlo es añadir una dieta variada que incluya un puñado de frutos secos al día, así como frutas y verduras.

Para incorporar adecuadamente fibra a tu alimentación, hazlo de forma gradual, más aún si anteriormente seguías una dieta más bien pobre. De esta forma, evitarás las típicas molestias como la distensión abdominal y los gases.