Su nombre científico es Echinacea purpurea y ha sido muy utilizada por los indios aborígenes de América del Norte para tratar las heridas y evitar las infecciones. En fitoterapia se usa fundamentalmente la raíz, que se recoge en primavera tras cuatro años de cultivo del vegetal, pues es en este momento cuando los principios activos son más potentes.

Los componentes químicos activos farmacológicamente son: aceite esencial, fenoles, flavonoides, equinacósido, rutósido, inulina, etc.

Sus seguidores señalan que presenta varias indicaciones terapéuticas. Destacaría como: antialérgica, desintoxicante, antiinflamatoria, etc., pero la primordial es la relacionada con el aumento de las defensas ante los ataques de virus y bacterias. Los polisacáridos protegen a las células del ataque de los virus, las amidas tienen propiedades antibacterianas y antifúngicas y los polifenoles tienen efectos antiinflamatorios. La actividad conjunta de estos principios activos estimula el poder fagocitario de los macrófagos y favorecen la síntesis del interferón (imprescindible para la adecuada respuesta inmunitaria de nuestro organismo).

En fitoterapia se emplea la droga pulverizada en forma de cápsulas o en gotas diluidas en agua. Se recomienda:

-Tomarla entre quince días y un mes antes del inicio del invierno para prevenir las infecciones de repetición, aunque no todos los autores coinciden en su eficacia preventiva. Es imprescindible consultar al médico cada caso en particular antes de iniciar su consumo.

-Estaría indicada para personas que padecen estrés debido a que su sistema inmunitario es deficitario. Existen productos combinados en los que la echinácea se asocia a otros compuestos como la vitamina C, lo que potencia su actividad.

- Si ya sufres catarro o gripe, se suele pautar la toma de tres cápsulas al día o una infusión, ya que mejora los síntomas asociados (tos, mocos, dolor de cabeza, etc.).

Se considera que no presenta toxicidad directa ni efectos secundarios graves a corto plazo, aunque se han dado casos de consumidores que padecen fiebre, nauseas, diarreas, dificultad respiratoria, edema, etc. No se debe administrar a quienes padecen alguna patología relacionada con el sistema inmunológico. Tampoco a quienes sean alérgicos a las plantas de la familia de las margaritas. No está indicado su uso durante el embarazo o la lactancia porque no hay datos sobre su seguridad, ni se debe administrar a niños menores de 3 años.

No te automediques ni siquiera con los considerados "compuestos naturales" ya que las plantas medicinales no son totalmente inocuas. Bien usadas mejoran nuestro estado de salud, pero su utilización indiscriminada puede ser perjudicial y provocar efectos secundarios indeseables. Es imprescindible que su consumo se realice bajo supervisión del especialista. Consulta a tu médico.