Actitudes proactivas Debemos cumplir las normas porque nos ayudará a evitar el confinamiento. No es tan difícil usar una mascarilla, realizar una buena higiene de las manos, mantener la distancia social y acudir al médico al menor síntoma. ¿De verdad te cuesta cumplirlo? Emociones desadaptativas Nos movemos a gran velocidad entre el miedo, ...
Actitudes proactivas
Debemos cumplir las normas porque nos ayudará a evitar el confinamiento. No es tan difícil usar una mascarilla, realizar una buena higiene de las manos, mantener la distancia social y acudir al médico al menor síntoma. ¿De verdad te cuesta cumplirlo?
Emociones desadaptativas
Nos movemos a gran velocidad entre el miedo, la tristeza, la culpa, la ira y otras emociones que controlan nuestras acciones. Se entremezclan y nos convierten en personas diferentes con conductas extrañadas, incluso para nosotros mismos. Resulta complicado controlarlas pero no podemos dejarnos llevar por insanas emociones desadaptativas que pueden provocarnos un trastorno.
Deseos incumplidos
La mayor parte de lo que deseábamos no se ha podido cumplir y tampoco sucederá de inmediato. Algunas de las actividades que considerábamos habituales, no se podrán practicar o tendremos que realizarlas de manera diferente. Disfrutemos de la novedad que supone en lugar de plantearnos que "antes era mejor" o "merezco tener mi vida".
Metas fundamentales
La más importante sería pensar en evitar el contagio, convertirlo en nuestro objetivo prioritario, pero no todos lo ven así. Es cierto que existen otros problemas asociados (como los laborales y económicos) pero la salud debería ser lo primero para todos. Y no solo la nuestra, también la de los demás. Si focalizamos que es nuestra meta, será más fácil cumplir las normas.
Rebrotes desesperantes
La palabra "rebrote" resulta incluso bonita, pero encierra una trampa mortal. Significa que el virus sigue entre nosotros, que aún puede afectarnos y que debemos protegernos de su ataque. Y ya sabemos lo que hay que hacer para defendernos, aunque no nos guste.
Los planes sanitarios están claros. Controlar la aparición de cada enfermo detectado y analizar a todos los que se han puesto en contacto con él. Y, por supuesto, aislarlos en su casa o en el hospital, en función de la gravedad de cada enfermo.
Los planes personales no están tan claros. Nos movemos en un amplio rango entre los que cumplen todas las normas (muchos no han salido de sus casas todavía) y los que consideran que con ellos no va el tema (fiestas multitudinarias sin medidas de protección). No aciertan ninguno de ellos porque los extremos no son nunca adecuados.
¿Qué podemos hacer?
Lo más recomendable sería:
¿Quieres escuchar nuestros podcast ? Únete a nuestra comunidad y sumérgete en un mundo de inspiración y empoderamiento para la mujer moderna.
Las últimas tendencias en salud, maternidad, viajes, cultura y feminismo en nuestra revista.
Acceso a noticias y newsletters exclusivas
Descarga de materiales únicos, como webinars, podcasts o vídeos
¿Te lo vas a perder?
Acceder