Desgraciadamente, el cáncer es una de las principales causas de mortalidad en el mundo, aunque existen muchos tipos de cáncer que se pueden curar. Cada vez que una persona recibe una mala noticia por parte de su médico, le asaltan muchas preguntas y una de ellas puede estar relacionada con ...
Desgraciadamente, el cáncer es una de las principales causas de mortalidad en el mundo, aunque existen muchos tipos de cáncer que se pueden curar. Cada vez que una persona recibe una mala noticia por parte de su médico, le asaltan muchas preguntas y una de ellas puede estar relacionada con su vida sexual. ¿Es posible seguir disfrutando de relaciones sexuales activas y placenteras?
Por supuesto que sí, lo que no significa que no debamos prestar atención a los inconvenientes que pueden presentarse en un momento dado para hacerlos frente y saber cómo adaptarse. Muchos expertos aseguran que es aconsejable para las personas con cáncer mantener una vida sexual activa porque así lo superan mejor.
De hecho, se ha descubierto que las personas que lo llevan a buen término, se sienten menos incómodas y su angustia es menor. Por esa razón, en la actualidad existe un área de especialización nueva llamada oncosexualidad, cuyo objetivo es analizar la relación existente entre cáncer y sexualidad.
Un enfermo de cáncer debe estar expuesto a ciertos trastornos en la vida cotidiana que pueden repercutir negativamente en la actividad sexual. Uno de ellos está asociado a los medicamentos o tratamientos recibidos, que pueden alterar los niveles de hormonas sexuales e incluso provocar alteraciones de tipo anatómico. También los hay de tipo psicológico, como puede ser la depresión o la ansiedad al tener que enfrentarse a algo tan serio.
Algunos datos han demostrado que algunas personas con cáncer, en torno al 20 y el 40%, pueden padecer este tipo de limitaciones durante los primeros meses de la enfermedad. Ahora bien, cada una de ellas puede aparecer en diferentes momentos, incluso una vez superada la enfermedad:
En estos difíciles momentos, el paciente debe adaptarse a los tratamientos del cáncer y sus efectos a nivel físico y emocional. Por esa razón, la cercanía y calidez de la pareja resultan fundamentales. Al fin y al cabo, el sexo va más allá de un coito y no debe centrarse únicamente en lo genital.
Además, se ha comprobado que el sexo aporta múltiples beneficios a nuestra salud. En el caso que nos ocupa, las personas aquejadas de cáncer se sentirán con mejor ánimo, algo que les servirá de ayuda para superarlo.
El sexo no deja de ser una actividad física, en la que el cuerpo segrega endorfinas que aumentan el nivel de bienestar, dejando de lado la sensación de estrés. De la misma manera, el orgasmo libera otro tipo de hormona que tiende a aumentar el umbral de dolor que podemos soportar. Por no mencionar que promueve el descanso, gracias a otra hormona, la prolactina generada tras el acto, que ayuda a relajarse.
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