Simplificando, la polenta es el resultado de cocer un poco de sémola de maíz con sal. Te quedará con una textura granulada, que te recordará al cuscús. Así que es un plato con altas dosis de fibra, magnesio y antioxidantes. Entre sus importantes beneficios, te ayudará a mejorar tus digestiones ...
Simplificando, la polenta es el resultado de cocer un poco de sémola de maíz con sal. Te quedará con una textura granulada, que te recordará al cuscús. Así que es un plato con altas dosis de fibra, magnesio y antioxidantes. Entre sus importantes beneficios, te ayudará a mejorar tus digestiones y combatir el estreñimiento.
Además, la polenta es un alimento con hidratos de carbono de asimilación lenta, lo que te hará sentir más saciado durante más tiempo. Gracias a su aporte de magnesio y calcio, finalmente, la polenta es buena para huesos y dientes. Se recomienda para facilitar el desarrollo de los pequeños durante la etapa de crecimiento.
Pese a su sencillez, la polenta es muy ambivalente y puede prepararse y usarse en diferentes tipos de recetas. Quizás la forma más sencilla de cocinarla –y de las más ricas- es freírla. La polenta frita se usa como alternativa saludable a las patatas fritas, por ejemplo. Solo hay que cocer la sémola durante 40 minutos, esperar a que se enfríe para conseguir dicha firmeza y sumergir los cortes realizados en abundante aceite de oliva.
Por otro lado, uno de sus usos menos conocidos es para crear bases. ¡Atrévete a cambiar la base clásica de una pizza por una base hecho con polenta! Será más sano y potenciará mejor los ingredientes de la pizza. Con esta base, también puedes preparar lasañas o tostadas. Sin duda, el uso que más se le da a la polenta en los últimos años es el de saludable acompañamiento para pescados, verduras o carnes. Puedes preparar un puré cremoso para acompañar tus recetas.