Seguro que te has visto en esta situación muchas veces. Ese momento en el que llega la hora de hacer alguna tarea que no nos gusta mucho o que nos da pereza, o que incluso resulta demasiado exigente para ese momento o muy tediosa. Entonces pensamos, "uf, esto mejor para mañana. Mañana sin falta lo hago". ¿Y qué ocurre? Pues que llega mañana y buscas otra excusa para no hacerlo: el informe que te ha mandado el jefe, prepararte la presentación que tendrás que hacer la semana que viene, ordenar el armario, llevar el coche al taller, terminar de colocar las cajas de la mudanza,…. A esto es a lo que se denomina procrastinar. Es decir, dejar para otro día esas cosas que sabes que tienes que hacer en el presente.

Porque siempre buscamos hacer tareas que nos resulten sencillas, cómodas, fáciles, que nos diviertan. Por eso se considera que la procrastinación va unida a la inapetencia y la pereza. Aunque un artículo del New York Times reveló que se debe al manejo de las emociones y no producto de la holgazanería.

¿Y por qué nos invade la pereza entonces? Es obvio que esta conducta forma parte de la condición humana. Estamos "formulados" para que en nuestro interior se desarrolle una lucha interna, sobre todo cuando nos enfrentamos a tareas tediosas, complicadas o que no nos agradan. Si bien somos muy conscientes de que procrastinar nos hace sentirnos mal, porque sabemos que ese "dejarlo para mañana" es una mala idea.

Consejos para evitar la procrastinación

El problema surge cuando ese comportamiento se convierte en un hábito crónico, en un círculo vicioso que nos arrastra, una y otra vez, a retrasar las tareas y no enfrentarnos a eso que no nos gusta o nos resulta difícil de hacer. A pesar del alivio (casi recompensa), que sentimos cuando dejamos las cosas para mañana. Aunque los expertos señalan que el conductismo básico nos indica que cuando somos recompensados por algo, volvemos a hacerlo una y otra vez. Porque la procrastinación engancha. Así que es el momento de enfrentarnos a ello y poner fin a nuestra procrastinación. ¿Cómo? Apunta estos consejos:

- Planifica tus tareas el día anterior. Cuando acabes tu jornada laboral o antes de ir a dormir piensa en las tareas que tendrás que afrontar el día siguiente, cuáles harás primero, cuál de ellas es la más importante y qué puedes dejar para última hora del día. Si planificas tu calendario y ordenas las tareas por importancia podrás ser mucho más productiva.

- Divide las tareas complejas. Si tienes que hacer una tarea complicada, que te llevará mucho tiempo, es mejor que la dividas en pequeñas tareas. Te resultará más fácil enfrentarte a ella, ponerla en marcha y acabarla de una vez, si posponerla más tiempo.

- Olvídate de las excusas. Uno de los pasos más importantes para no caer en la pereza y la procrastinación y no ponernos excusas. Piensa en que tienes que hacer esa tarea y ¡hazla! Te sentirás mucho mejor cuando la finalices. Sobre todo, porque si pones pretextos no solo te los están diciendo a ti misma; puede ocurrir que pongas excusas a tu jefe, a los clientes, a la familia, con el riesgo que eso conlleva.

- Revisa tus objetivos a menudo. Pensar en los objetivos que tenemos marcados nos va a ayudar a no retrasar las tareas pendientes. Piensa en lo que quieres lograr, en las metas que tienes, en lo que va a significar conseguirlo y lo que necesitas para ello.

- Sé consciente del problema. Tómate la situación en serio. Sé consciente de que si dejas que pasen las horas sin hacer nada, la lista de tareas aumentará y luego tendrás más presión y estrés para finalizarlas en el plazo previsto. Ve poco a poco, piensa en los pasos que hemos descrito anteriormente y acomete cada tarea en su momento. Establece un horario para cada cosa que debes hacer y trata de no abandonar el trabajo en ese periodo determinado.

- Olvídate de las distracciones. Silencia el móvil, olvídate por un momento del wasap, de las redes sociales, ya verás después la foto que acaba de colgar tu mejor amiga. No hagas caso de las notificaciones del teléfono. Todo esto es el peor enemigo para una persona procrastinadora. Si te has propuesto acabar una tarea y has establecido un calendario y un horario debes terminarla.

Además de todo esto, también puedes poner en marcha la Matriz de Eisenhower con el objetivo de priorizar tus tareas. Es decir: si una tarea es urgente e importante, hazla; si es urgente pero no es importante, delégala en otra persona; si no es urgente ni importante, postérgala o elimínala.