Últimamente se considera que el consumo excesivo de harinas refinadas, aunque no de forma inmediata, puede provocar en los consumidores trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes. El mayor problema se asocia a su presencia como ingrediente principal de muchos productos que encontramos en los diferentes puntos de venta.
Resulta muy preocupante que sean muchos quienes las siguen consumiendo de forma excesiva a pesar de ser conscientes de los riesgos que implica. Para los que se han concienciado, existen varias alternativas saludables que no implican que tengan que renunciar totalmente a las habituales.
Para preparar tus recetas preferidas es posible escoger entre múltiples opciones a las harinas refinadas que ofrecen muchos beneficios para la salud. Hemos seleccionado las 5 más habituales.
1. Harina de almendra
La harina de almendra se obtiene a partir del procesamiento del fruto seco, sin su cáscara. Presenta un bajo índice glucémico y sustancias antioxidantes, proteínas y ácidos grasos esenciales, muy importantes para la salud.
Suele recomendarse para la preparación de panes, bizcochos, albóndigas, empanadas y otras recetas de repostería y platos principales. Especialmente recomendable la tarta de almendra elaborada con huevos, azúcar y harina de almendra.
2. Harina de arroz
Esta variedad de harina se fabrica a partir del procesamiento de los granos de arroz (blanco o integral, en función del producto final que se desea obtener). Es una de las más utilizadas como sustituto de la harina habitual y resulta muy saludable. Presenta carbohidratos complejos, vitaminas, minerales y una pequeña cantidad de fibra.
Suele utilizarse para elaborar panes, postres y sopas. También resulta muy adecuada para los rebozados de carne o pescado.
3. Harina de quinoa
La quinoa presenta en su composición química proteínas, minerales y vitaminas. Se considera que es fuente natural de hierro, calcio, fósforo y vitamina E. Además, contiene otros antioxidantes que reducen el envejecimiento prematuro.
Su elaboración se realiza a partir del grano molido de quinoa y constituye un perfecto sustituto de la harina habitual para recetas como sopas, postres y panes.
4. Harina de soja
La soja se considera fuente de proteínas, hierro, vitaminas del complejo B y calcio.
La harina de soja se obtiene a partir de los granos de soja tostados y molidos. Se puede encontrar completa (con todas sus grasas y conservando todos sus aceites naturales) o sin grasa que, además de presentar mejor sabor, aporta una cantidad más alta de proteínas y calcio, indispensables para tu salud.
Se considera una de las mejores opciones para las personas intolerantes al gluten y para quienes tienen problemas a nivel cardiovascular.
5. Harina de trigo sarraceno
El trigo sarraceno es rico en vitamina K, minerales, fibra y aminoácidos esenciales. Además, a pesar de que se llama trigo, es un alimento sin gluten.
Se cree que mejora la circulación sanguínea, ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre y previene problemas de corazón.
Puede utilizarse en casi cualquier receta elaborada con la harina habitual.