Los expertos la llaman fatiga pandémica, aunque coloquialmente significa estar hasta el gorro del escenario que arrastramos desde hace ya un año. El coronavirus ha deparado, además del daño de toda clase que todos conocemos, un incremento lógico y comprensible de la incertidumbre, no solo por su propio estado de ...
Los expertos la llaman fatiga pandémica, aunque coloquialmente significa estar hasta el gorro del escenario que arrastramos desde hace ya un año. El coronavirus ha deparado, además del daño de toda clase que todos conocemos, un incremento lógico y comprensible de la incertidumbre, no solo por su propio estado de salud, sino por sus condiciones y medios de vida.
Es lógico que, tras meses afrontando una situación imprevista que ha condicionado, cuando no cancelado o cambiado radicalmente, las vidas de todos, la ciudadanía muestre signos de cansancio, un estado de ánimo que la propia Organización Mundial de la Salud ha definido con ese concepto. Esta fatiga pandémica es descrita por la OMS como "la desmotivación para seguir las conductas de protección recomendadas que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural, estructural y legislativo".
Especialmente entre los más jóvenes, un grupo poblacional cuyo estado ánimo está si cabe aún más deteriorado, según un estudio del Instituto de Estudios Sociales Avanzados del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Además, esta segunda entrega del estudio Espacov revela que la percepción que existía de que los ciudadanos iban a ser el principal motor para salir de la crisis y de que la mayoría de la gente cumplen las restricciones es agua pasada.
Entre abril de 2020 y enero de 2021, el periodo transcurrido entre la primera publicación y esta última, ha crecido el recelo entre la sociedad española hacia la responsabilidad colectiva para superar la crisis, la percepción de que la crisis se vive en clave política, o la sensación de que las reticencias de algunos hacia las vacunas no frenará la inmunidad de grupo.
Con la pérdida de confianza en colectivos clave para salir de la crisis, la fatiga pandémica se hace cada vez más bola. Por ende, poner de nuestra parte, en la medida de lo posible, para que no nos supere, es esencial. Adaptarse a esta situación puede suponer un auténtico desafío, por lo que a OMS ha elaborado varios documentos con distintas recomendaciones para superar o evitar la fatiga pandémica.
En resumidas cuentas, hay algunas que no son muy complejas: cuidar la alimentación y el estado de salud física, dormir lo suficiente, mantener una correcta higiene, reducir los niveles de estrés con ejerceos como el yoga o la meditación, mantener el contacto con los seres queridos, cultivar nuevos pasatiempos, etc. Además, otro consejo para que el covid-19 no afecte al estado de ánimo es evitar la sobreinformación. Una cosa es informarse, y otra es tener los acontecimientos presentes 24/7.
Otros requieren de autoconocimiento, no se pueden aplicar por arte de magia: aceptar las emociones para aprender después a canalizarlas de manera positiva. Es la forma de ser capaces de afrontar cualquier adversidad con mayor resiliencia y capacidad de adaptación a las circunstancias o problemas. La pandemia está siendo, en mayor o menor medida un reto para todos, de manera que tener una mente fuerte y saludable es necesario para sobrellevarlo.
¿Quieres escuchar nuestros podcast ? Únete a nuestra comunidad y sumérgete en un mundo de inspiración y empoderamiento para la mujer moderna.
Las últimas tendencias en salud, maternidad, viajes, cultura y feminismo en nuestra revista.
Acceso a noticias y newsletters exclusivas
Descarga de materiales únicos, como webinars, podcasts o vídeos
¿Te lo vas a perder?
Acceder