Usar tan prolongadamente mascarilla está pasando factura a mucha gente. Ojo, a estas alturas de la pandemia no cabe ninguna duda de que es completamente necesario llevarla (correctamente, no por debajo de la nariz), pues es un acto de civismo, responsabilidad y solidaridad con los demás. Protección bidireccional, en definitiva, ...
Usar tan prolongadamente mascarilla está pasando factura a mucha gente. Ojo, a estas alturas de la pandemia no cabe ninguna duda de que es completamente necesario llevarla (correctamente, no por debajo de la nariz), pues es un acto de civismo, responsabilidad y solidaridad con los demás. Protección bidireccional, en definitiva, pero que va reñida con incomodidad y con el acecho de problemas dermatológicos.
Seguramente el más generalizado sea el maskné ¿Esto qué es? El término que los anglosajones han inventado para denominar al acné producido por las mascarillas, cuya utilización va e la mano con una fricción con la piel todo el tiempo, con una atmósfera de humedad y suciedad.
En suma, factores que obstruyen e inflaman los poros, potencian la aparición de comedones y granitos. Ningún tipo de piel se libra: a quienes tenían la piel como el culito de un bebé les está causando brotes de acné, y aquellos que ya tenían tendencia a los granitos están viendo como se les exacerban aún más, sobre todo en la conocida como zona U (nariz, mejillas y barbilla).
Si echas un vistazo en el doctor Google lo más seguro es que te pierdas con las decenas de rutinas creadas por las marcas de cosmética, cada una aconsejando sus propios productos. Con acné o sin él, cada piel es un mundo, así que esa crema maravillosa que a una persona le funciona de maravilla, a otra no le sirve para nada. Así que, a la hora de elegir uno u otro, lo mejor es que te asesore un farmacéutico o un dermatólogo.
Ahora bien, existen unas cuantas recomendaciones generales que está bien tener en cuenta para calmar la piel cuando sufre un brote de maskné. En primer lugar, ser muy constante con la limpieza de la piel. Este es un paso fundamental de la rutina, de manera que debes limpiar la piel con jabón suave tanto por la mañana como por la noche. A poder ser, utilizando productos que limpien en profundidad pero sin deshidratar.
Una vez hecha la limpieza, no te puedes olvidar de hidratar la piel. Hazlo con emulsiones ligeras, que te ayudarán a mantener el equilibrio de la barrera cutánea. Además, para mantener la piel a punto puedes aplicar lociones antiacné con regularidad, así como unas mascarilla seborreguladora un par de veces a la semana.
De igual manera, los especialistas también recomiendan una serie de pautas al usar mascarillas para que la piel sufra lo menos posible, como evitar, cuando puedas, maquillarte si vas a usarla (es decir, con el panorama actual, prácticamente siempre) o utilizar un fotoprotector, y que sea no comedogénico para que no bloquee ni obstruya los poros).
Ni que decir tiene que reemplazarla siguiendo las instrucciones del fabricante también es primordial. Ya no solo por los problemas cutáneos que puede acarrear llevar una mascarilla usada durante tanto tiempo, sino simplemente para que esta medida de protección no pierda su eficacia.
Y por supuesto, no te olvides de acudir al dermatólogo si ves que el maskné no desaparece en un tiempo prudencial.
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