Pero no te preocupes porque, a lo largo de este post, vamos a darte algunas claves y consejos para que cambies esa actitud por otra mucho más positiva y productiva. Lo primero que tienes que hacer, y que te ayudará mucho, es acostumbrarte a trabajar con una lista de tareas. Para que te resulte más interesante, puedes dividirla en las tareas profesionales y las personales. Ir tachando las tareas y los compromisos según los vas finalizando es uno de los momentos más placenteros del día.

Algunas de las principales causas que nos hacen ser improductivas tienen que ver con las siguientes acciones:

- Tener un ambiente de trabajo con exceso de interrupciones, que no nos permite poner el foco en lo realmente importante o prioritario.

- Pensar en dejar tareas para mañana y aceptar todas las peticiones que provengan del exterior. Debemos saber decir que no, poner límites a esas peticiones y saber que es lo urgente.

– Uso incorrecto del correo electrónico, información duplicada en distintos dispositivos (ya sea el teléfono móvil, la tableta, el ordenador), así como jornadas de trabajo excesivamente largas.

- Falta de organización y planificación, perder del foco, contar con un exceso de trabajo, más allá de lo que realmente podemos abarcar a lo largo de la jornada laboral, falta de priorización, de organización.

- No desconectar del trabajo. Todos sabemos que el descanso es básico para lograr ser más productivo en nuestra jornada laboral. Así que, cuando acabes de trabajar, trata de desconectar haciendo esas cosas que te gustan, dando un largo paseo (que te ayudará a desentumecer los músculos) y, sobre todo, intenta no pensar en nada.

5 excusas que solemos poner para no ser productivas

Consciente o inconscientemente, la mayoría de las veces, buscamos tópicos como justificación a nuestra pereza, a nuestra improductividad. Echa un vistazo a la lista con las excusas más comunes que hemos elaborado. ¿Te sientes identificada con algunos de ellos?

- Tengo mucho trabajo: siempre ponemos esta frase como excusa para no hacer alguna de las tareas que tenemos programadas. ¿Quieres salir de este bucle? Pues no te lamentes de todo el trabajo que tienes y ponte a hacerlo.

- Me falta información: no te preocupes, seguro que con la información que dispones puedes empezar a desarrollar ese proyecto que te han encargado. Recuerda que una persona productiva comienza con lo que tiene y, posteriormente, según va recibiendo más información, va modificando y elaborando la tarea.

- No sé si es un trabajo de calidad lo que estoy presentando: es loable que quieras alcanzar la perfección siempre y entregar un proyecto impecable. Pero piensa que esa perfección no puede convertirse en el objetivo para hacer el trabajo. Al contrario, pensar en ello puede volvernos más improductivos.

- Me da miedo fallar: esta es una de las principales excusas que ponemos para no intentarlo. Este miedo a hacerlo mal, a fallar, puede convertirse en nuestro peor enemigo si no sabemos controlarlo. Ten en cuenta que fracasar no es malo. Si fracasas, inténtalo de nuevo. Es la mejor manera de demostrar que, al menos, lo estás intentando.

- Luego lo acabo, me da tiempo: ¿te suena eso de ir haciendo una tarea por aquí, mandar un correo electrónico por allá, hacer una llamada, volver a la primera tarea que estabas haciendo…. Pero no acabar ninguna? Todas hemos "jugado" a eso alguna vez. Aquí tienes un claro ejemplo de improductividad. Así que, si no quieres gastar energías en balde, enfócate en terminar una tarea antes de pasar a la siguiente.

Cambiar todas estas excusas por un trabajo bien hecho y subirnos al carro de la productividad está en nuestra mano. ¡Ya sabes cómo hacerlo! Solo te queda ponerlo en práctica y disfrutar del día.