Violencia obstétrica: por qué debe ser regulada por la ley

María Robert 

El tacto realizado por más de una persona, la episiotomía como procedimiento de rutina, el uso de fórceps, la maniobra de Kristeller, el raspaje de útero sin anestesia, la cesárea sin verdadera justificación médica, o el suministro de medicación innecesaria son algunas de las manifestaciones en las cuales cientos de miles de mujeres la sufren cada día al traer al mundo a sus criaturas

27/07/2021

El colectivo feminista lleva años condenando, sin éxito, un tipo de violencia contra la mujer que hasta ahora ha permanecido debajo de la mesa por sus muchas implicaciones: la violencia obstétrica. El tacto realizado por más de una persona, la episiotomía como procedimiento de rutina, el uso de fórceps, la ...

El colectivo feminista lleva años condenando, sin éxito, un tipo de violencia contra la mujer que hasta ahora ha permanecido debajo de la mesa por sus muchas implicaciones: la violencia obstétrica. El tacto realizado por más de una persona, la episiotomía como procedimiento de rutina, el uso de fórceps, la maniobra de Kristeller, el raspaje de útero sin anestesia, la cesárea sin verdadera justificación médica, o el suministro de medicación innecesaria son algunas de las manifestaciones en las cuales cientos de miles de mujeres la sufren cada día al traer al mundo a sus criaturas.

Son, por tanto, prácticas ejercidas por profesionales de la salud hacia embarazadas en labor de parto y el puerperio. Y que poco a poco están empezando a ganar visibilidad en la opinión pública, tras anunciar el Ministerio de Igualdad que tiene intención de incluir el reconocimiento de la violencia obstétrica en la próxima reforma de la ley 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.

Un concepto "muy desafortunado" para los médicos

Al menos el debate está servido, pues es un concepto que levanta ampollas entre los profesionales sanitarios. De hecho, como respuesta a los planes del Gobierno, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, emitió, acto seguido a las declaraciones del departamento dirigido por Irene Montero, un comunicado de rechazo. Considera el órgano que representa a todos los Colegios de Médicos que el término de `violencia obstétrica´ para describir las prácticas profesionales de asistencia al embarazo, parto y posparto en nuestro país es "muy desafortunado".

Asimismo, muestran su "preocupación por la creación de innecesarias alarmas sociales que contribuyen a erosionar la necesaria confianza médico-paciente", garantizando por parte de la corporación médica "la inexistencia de actos violentos en la atención a las pacientes y recuerdan el compromiso de los especialistas en Ginecología y Obstetricia de velar, en todo momento, por el bienestar de las mujeres, su salud y la de sus hijos y por la mejora de la práctica clínica basada en la evidencia".

La ONU y la OMS alertan sobre ella

Lo que no tiene en cuenta el estamento de los médicos españoles es que la propia ONU reconoce la existencia de la violencia obstétrica, por ejemplo, en un informe publicado en abril de 2019 bajo el título de Enfoque basado en los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva. Alerta el documento sobre el "fenómeno generalizado y sistemático de esta forma de violencia" contra la mujer, e insta a los responsables de cada país a "cumplir con sus obligaciones en materia de derechos humanos" y a "encarar los problemas estructurales y las causas profundas de la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva".

También se olvidan de que el mismo organismo condenó en febrero del año pasado a nuestro país por primera vez por esta causa. En una decisión histórica, el comité antidiscriminación contra la mujer de Naciones Unidas (CEDAW, por sus siglas en inglés) condenó a España a indemnizar a una mujer que "fue sometida a intervenciones médicas durante el parto de su hija, incluida la inducción al parto, sin aparente justificación". En un comunicado del Observatorio de Violencia Obstétrica, señalan como conclusión que no se actuó "de manera diligente para proteger los derechos de la denunciante y su hija a una atención obstétrica de calidad y libre de violencia". La CEDAW catalogó los hechos como violencia de género, reconociendo en estas prácticas una violación de los derechos humanos.

Es algo que también denuncia la OMS, que asegura que la creciente medicalización de los nacimientos está dañando la capacidad de las mujeres para dar a luz. "Cada año, 140 millones de mujeres dan a luz. La mayoría de estos partos ocurren sin complicaciones. Sin embargo, en los últimos 20 años los partos se han tratado más como un problema médico, que como un proceso natural". Por eso, recomienda limitar estas intervenciones a situaciones en las que haya complicaciones, a la vez "que la madre esté en el centro de la toma de decisiones".

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