La siesta es uno de los placeres típicos de nuestro país. De hecho, echarnos un ratito después de comer es toda una tradición y en muchos países del mundo se nos conoce por el país de la siesta. Dormir unos minutos después de comer para volver a arrancar con más ...
La siesta es uno de los placeres típicos de nuestro país. De hecho, echarnos un ratito después de comer es toda una tradición y en muchos países del mundo se nos conoce por el país de la siesta. Dormir unos minutos después de comer para volver a arrancar con más fuerza después, puede aportarnos grandes beneficios.
Después de comer, el cuerpo humano experimenta un aumento de la necesidad de descanso y tendemos a desconcentrarnos. Lo ideal es echarse una pequeña siesta después de las 3 de la tarde, pero nunca más tarde de las 5 porque podría desajustarnos el sueño nocturno. Lo ideal es que este período de descanso dure entre 20 o 30 minutos para conseguir que sea realmente saludable y mejore el estado de alerta y el rendimiento en nuestro turno de tarde. Dormir más podría provocar despertarnos aturdidos y el efecto sería perjudicial para nuestro estado de ánimo y para nuestra salud. El beneficio principal de las siestas breves es que contrarrestan los efectos fisiológicos que ocurren en el cuerpo desde que nos despertamos. Cuando nos levantamos vamos acumulando adenosina en el cerebro, una sustancia química que es un subproducto del metabolismo. Cuanto más tiempo pasamos despierto, más adenosina se va acumulando y aumenta la sensación de sueño. Al hacer una siesta, reducimos la adenosina, metabolizamos esta sustancia en nuestro sistema y eso nos ayuda a incrementar los niveles de energía y a sentirnos más alerta y despiertos.
El mejor lugar para hacer una siesta y descansar es la cama, en las mismas condiciones que cuando dormimos por la noche, aunque si te parece excesivo, también puedes hacerlo en el sofá, aunque cuidando la postura y los ruidos externos. Si no descansas esos minutos correctamente, puede acarrearte más problemas que beneficios.
La siesta, realizada correctamente, te aporta grandes beneficios para la salud en general y especialmente para el cerebro. Estos beneficios son:
Permite que el cerebro descanse aumentando su capacidad para resolver problemas, la creatividad, la imaginación y la intuición.
Nos ayuda a aliviar dolencias físicas y tensiones. Permite que nos relajemos y además, facilita la digestión al entrar en un período de reposo.
Es básica para el buen desarrollo de los niños. Los pequeños de la casa necesitan dormir más horas que los mayores, sobre todo, en las edades más tempranas. La siesta para ellos actúa de tranquilizante y permite que durante el día estén menos inquietos e irritables.
Previene las cardiopatías. La falta de sueño incrementa el cortisol, una hormona que, en exceso, aumenta la tolerancia a la glucosa y a la grasa y disminuye la hormona de crecimiento, lo que puede provocar diabetes y enfermedades del corazón.
Estimula la positividad. Algunos estudios han demostrado que los individuos que duermen siesta y pasan por la fase REM del sueño aumentan su receptividad ante la sensación de felicidad.
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