Mont Saint Michel es un pequeño pueblo construido sobre una pequeña isla rocosa, presidido por una gran abadía, en el estuario del río Couesnon. Una de sus principales características es que, mientras la marea está baja, el monte está conectado con la costa, mientras que al subir la marea se ...
Mont Saint Michel es un pequeño pueblo construido sobre una pequeña isla rocosa, presidido por una gran abadía, en el estuario del río Couesnon. Una de sus principales características es que, mientras la marea está baja, el monte está conectado con la costa, mientras que al subir la marea se convierte en una isla.
Es un lugar que impresiona mucho antes de acercarte a él. Las vistas desde La Caserne, donde se encuentra un enorme aparcamiento donde deberás dejar tu vehículo, son de lo más fotografiado. Permiten ver el Mont Saint Michel en todo su esplendor. En esta zona, situada a unos 2,5 kilómetros del monte, es donde también se encuentran la mayoría de hoteles en los que alojarse. Sin embargo, para una experiencia mucho más auténtica, te recomendamos que intentes dormir en uno de los cinco hoteles dentro del mismo monte. La sensación de quedarte aislado por el agua, solo la experimentarás así. Y pasear por las callejuelas de noche, sin turistas, solo la obtendrás de esta forma. Vale la pena. Verás Mont Saint Michel con otros ojos.
Pero empecemos por el principio. Tras dejar tu coche en el aparcamiento tienes dos opciones. O andar hasta el Mont Saint Michel mientras haces todo un reportaje fotográfico de camino. O coges uno de los buses lanzaderas que salen desde el mismo aparcamiento hasta el monte, que son gratuitos.
Es importante que mires el horario de las mareas, para evitar no poder entrar en este bonito lugar porque ya se ha convertido en una isla. Lo ideal es poder disfrutar del Mont Saint Michel en las diferentes etapas de las mareas. De esta forma, podrás darte una vuelta a pie por todo su alrededor, antes de que el agua lo cubra todo.
Una vez dentro, disfruta de sus callejuelas, de su muralla, de sus miradores y, sobre todo, no dejes de visitar la Abadía del Mont Saint Michel, de la que recibe su nombre.
No olvides comer en alguno de sus restaurantes y degustar la especialidad del lugar, la tortilla Mont Saint Michel o también llamada la tortilla de la Mère Poulard. Una tortilla diferente a la que conoce, elaborada con huevos batidos al punto de nieve y cocinada en chimenea de leña. Recibe este nombre de la señora Poulard, la dueña de la posada del mismo nombre que, en 1888, acogía a todos los peregrinos que llegaban al Mont Saint Michel. Para ofrecerles algo rápido para comer, pensó en esta receta que se ha hecho famosa. Todavía existe la posada, así que, ¿qué mejor lugar para degustar esta exquisita tortilla?
Por la tarde, puedes acercarte a la Barrage du Mont Saint Michel. La presa construida sobre el río Couesnon para controlar un poco las mareas. Desde allí tienes una de las mejores vista del Mont Saint Michel. Además, si decides no dormir dentro del monte, es el lugar perfecto donde encontrar alojamiento, por su gran oferta hotelera.
Puedes visitar el Mont Saint Michel en un día. Es fácil recorrer todo lo que te ofrece en un solo día. Sin embargo, recomendamos pasar la noche allí, dentro o fuera. La vista del Mont Saint Michel iluminado, con la luna de fondo, es otra de las maravillas a ver. !No te defraudará!