La adolescencia es una etapa del desarrollo normal de todas las personas. Implica la necesidad de adquirir autonomía e independencia, la búsqueda de una identidad personal, la formación de opiniones distintas a las de los padres y una posición crítica respecto a sí mismos y a su entorno a todos los niveles. Estas nuevas actitudes y capacidades de los adolescentes pueden desquiciar y frustrar a muchos padres. A pesar de los altibajos emocionales que experimenten los adolescentes, la familia debe ser percibida como un lugar agradable donde recibir la seguridad y el apoyo incondicional que tanto necesitan, a pesar de todo lo que sucede a su alrededor y a ellos mismos.

Los datos que manejan los expertos señalan que la mayoría de las madres y padres de adolescentes, se sienten desbordados cuando sus hijos llegan a esa complicada etapa de la vida. Las emociones que describen esta etapa serían:

-Amor porque, obviamente, siguen queriéndoles a pesar de las discusiones y malentendidos que rodean a la nueva relación que se establece entre ellos.

-Miedo a lo que podría suceder si los adultos les prohibiesen algo a los adolescentes, a que se conviertan en desconocidos y a perder el control sobre ellos porque adquieren nuevas capacidades.

-Odio porque no son capaces de comunicarse, no se entienden entre ellos y se sienten mal por las actitudes inadecuadas de sus hijos.

Cambiar estas percepciones por otras como paciencia, empatía, dedicación y cariño, especialmente, ayudará a todos los miembros de la familia a disfrutar de la adolescencia, en lugar de sufrirla sin poder hacer nada por evitarlo.

Los expertos señalan que las principales fuentes de conflicto entre los adolescentes y sus progenitores son el uso excesivo de las tecnologías, el consumo de sustancias y los problemas en los estudios. La existencia de importantes problemas de comunicación asociadas a una absoluta distorsión intergeneracional en la que los adultos consideran que "cualquier tiempo pasado fue mejor", implica una visión negativa generalizada de los adolescentes actuales.

Es fundamental conseguir un cambio de actitud en la sociedad y, especialmente, en los progenitores de los adolescentes. Visualizar esta etapa de desarrollo personal como un periodo de enriquecimiento para toda la familia evitando la estigmatización, mejorará la situación. Reducir la hostilidad ayudaría a los adolescentes a aumentar su independencia, responsabilidad y autonomía.

Existen numerosas herramientas que pueden ayudarte a acompañar a los adolescentes en esta etapa. También resultan adecuadas para ellos. Resultan útiles para prevenir conductas de riesgo, mejorar la comunicación, facilitar la educación sexual y favorecer la construcción de la identidad adolescente. Es posible que necesites ayuda especializada para ti o para los demás. Puedes encontrarla en psicólogos especialistas en terapia de familia, por ejemplo.